LA REVOLUCIÓN EN OAXTEPEC

TERESA GURZA

Estamos siendo gobernados por un grupo de farsantes.

AMLO presume que somos soberanos; pero agradece a Trump, “por no opinar” sobre su «soberana» decisión de dar asilo a Evo Morales.

Asilo pactado, porque no osaría hacerlo sin su permiso; y porque seguramente Trump prefiere tenerlo aquí controladito, que desmadrando Bolivia.

Dice el presidente que ya no existe el Estado Mayor, pero doce de sus miembros son escoltas de Evo, lo trasladan en cuatro camionetas blindadas, y es de ese organismo, el avión que fue por él.

Evo fue traído, porque por buscar reelegirse las calles ardían de protestas en su contra; pero dice “estar listo para regresar a pacificar Bolivia”.

Senadores de Morena hacen trampa para que Rosario Piedra, que entre otras cosas ignora que este año han sido asesinados trece periodistas, sea la titular de Derechos Humanos; y ella dice merecer el puesto, porque ha sufrido mucho y es independiente.

El rechazo generalizado que provocó ese fraude, es atribuido por López Obrador al «revanchismo clasista»; y él, que siembra odio cada que puede, clama «ojalá el odio no se generalice».

Y varios morenistas de Oaxtepec, piensan que la Revolución Mexicana “la hizo Porfirio Díaz…”

Ni modo, así son hoy las cosas.

Los días cercanos al 20 de noviembre me gusta hacer entrevistas en la calle para saber qué tan enterados están los que pasan, de lo que conmemoramos.

Y hace años, que sus respuestas muestran lo mal que está la educación; la mayor parte de los menores de 60 años, ni idea tiene de lo que se recuerda y muchos piensan que se hizo “por el Buen Fin”.

Celebro por eso, que el gobierno haya optado por “una conmemoración histórica y educativa, que muestre a la ciudadanía nuestra historia».

Y mientras la ciudadanía aprende, una joven empleada de una tienda en Oaxtepec me dice que la Revolución fue, “para el deportismo y por eso los niños desfilan de blanco…”

Su mamá de 52 años, le reprocha “mi mente no da más hija, pero sí sé que no fue por eso; y que los héroes de la Revolución fueron, Anenecuilco y los hacendados…”

Captando mi estupor, se interrumpe “ay señora le dije que no me pregunte…”

Un muchacho que lava coches y dejó la escuela porque le aburría, duda: “Pus he oído, que es para que no vuelva el frijol con gorgojo…”

Y un hombre que usa playera de Morena, dice en voz alta para que todos escuchen: “ese no sabe doñita, la Revolución es lo que hizo Porfirio Díaz, cuando se levantó en armas por la violencia…”

¿Porfirio Díaz? “Claro… por eso es el Grito del 15…”, responde feliz; mientras algunos que se han acercado, asienten con la cabeza.

Uno disiente “no señora, yo no sé quién hizo la Revolución, pero sí que no fueron ni Porfirio Díaz ni Hidalgo… y que fue para hacer buenos cambios».

¿Y los hicieron? “Pues sí y no… porque antes subían harto las cosas y ahora no tanto.”

Cerca en un puesto de venta de lotería, varios le atinan: “Emiliano Zapata hizo la Revolución con Pancho Villa…”

Otros rebaten, “fue Belisario Domínguez…”

“Soy sincero, no conozco bien todo porque mi cerebro deja ir la información… pero sé que Morelos es de la revolución del 2 de mayo y no de ésta, que es la de Zapata…” dice un estudiante de Secundaria.

Como siempre en esta fecha tengo frente a mí, una fotografía de mi bisabuelo Antonio Gurza López Negrete con Francisco I Madero, que era su sobrino.

Además del parentesco, mantenían una muy buena relación y Madero llegaba con frecuencia a la casa de los Gurza en Durango, donde incluso formó el Partido Anti-releccionista, buscando su opinión sobre diversas cuestiones; entre otras, los seres del otro mundo.

Hace dos años escribí aquí, sobre las 38 cartas enviadas por Madero a mi bisabuelo entre 1900 y 1909, un año antes del inició la Revolución Mexicana, acerca de la comunicación que decía tener con espíritus.

En una de ellas, incluida en la edición que hizo en 1963 la Secretaria de Hacienda para conmemorar el cincuentenario de su muerte, Madero le agradece su hospitalidad y le ruega volver a verlo, porque desea seguir la “discusión sobre la comunicación de los muertos con los vivos”.

De ser ahora Madero uno de esos espíritus que tanto lo intrigaban y le ordenaron “hacer una revolución para terminar con el mal”, reviviría al enterarse de lo que algunos morelenses saben de su hazaña.

 

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Teresa Gurza
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