A LA BÁSCULA

ian parra

No te preocupes, Rosario 

El proceso mediante el cual se eligió a Rosario Piedra Ibarra como nueva titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) resultó tan grosero, burdo y desaseado, que no deja el menor espacio para la dudar si el organismo mantendrá su independencia, y servirá como uno de los contrapesos tan necesarios para el gobierno.

Integrante como era hasta el mediodía de este jueves del Consejo Nacional de Morena, Piedra Ibarra estaba legalmente impedida para participar en la elección, porque de acuerdo con la Ley tendría que haber renunciado a la posición y su militancia en su partido político, al menos un año antes de su elección.

Ciertamente como en el juego de las damas chinas a la oposición se le pasó ‘por boba’, es decir, que ni siquiera se dieron cuenta de ese impedimento, con todo y que sabían no sólo de su militancia morenista y su postulación como candidata a diputada federal por Nuevo León, sino además de la idolatría muy pública y abiertamente expresada a través de las redes sociales, de la figura de Andrés Manuel López Obrador.

Si la oposición andaba papando moscas, tendría que haber existido el mínimo de pudor, de ética y de sentido de responsabilidad de saber que su postulación estaba al margen de la ley, y como tal debió haber rechazado la invitación a participar.

Pasado ese primer obstáculo por la incapacidad de la oposición, Rosario acudió a la sesión en la que se llevó a cabo la votación, misma que alcanzó niveles de crispación por varios motivos: ahí se dijo que porque el líder senatorial morenista, Ricardo Monreal había insertado en la urna no una sino dos boletas. Al zacatecano le convenía que la atención se fuera hacia ese lado, y además la atizó denunciando una supuesta conversación del grupo parlamentario del PAN que le habría sido filtrada, en el que se giraba la instrucción de ‘provocar un desmadre y chingárselo (a Monreal)’.

Convenía dirigir los reflectores hacia ese tema, porque el verdadero entuerto era que, con los 116 votos ejercidos, Rosario Ibarra no alcanzaba como lo marca la ley, las dos terceras partes y cuya cifra mágica eran 77 votos. El movimiento prestidigitador de los morenistas fue que ‘desaparecieron’ dos sufragios, para que quedaran 114 y así los 76 boletas a su favor que tenía, le permitirían alcanzar las dos terceras partes requeridas.

Aunque tardaron en que les ‘cayera el veinte’ y redirigir su atención a donde realmente importaba, los panistas empezaron a generar tal ruido que la mañana del lunes, Monreal se comprometió a repetir la elección para que no quedaran dudas de la honorabilidad de los morenistas.

¿Y sabe qué pasó? Por la tarde de ese mismo día la bancada morena ‘madrugó’ y en medio de un ambiente muy ríspido, le dieron posesión a Rosario como nueva presidenta de la CNDH. La honorabilidad de la que hablaba Monreal, se fue al caño, y lo que prevaleció fue un mensaje de trampa, el engaño, la falta del valor en la palabra de su líder senatorial quien, tras la promesa incumplida, casi se podría decir que quedó descalificado como un interlocutor con el resto de las fuerzas políticas en la Cámara Alta.

Finalmente, después de tanto escándalo, y de las innumerables irregularidades que se cometieron para que el Presidente pudiera decir que se sentía ‘muy contento y satisfecho’ por la decisión tomada en el Senado de la República, Ibarra de Piedra presentó este jueves ‘a toro pasado’ un documento solicitando licencia a su militancia en Morena.

Éste último trámite, según marca la ley, debió haberlo corrido hace un año para poder participar con todas las de la ley en el proceso de elección del titular de la CNDH. Pero como diría el clásico, ‘no te preocupes Rosario’, que evidentemente traes la bendición y la protección del todo poderoso. Al menos en esta administración no hay motivo de preocupación, pero a la próxima quién sabe. En la pasada administración a otra Rosario el ‘preciso’ le lanzó esa frase y hoy la tenemos en la cárcel.

Los que sí deben de estar preocupados son los actividades y luchadores sociales, defensores de los derechos humanos y periodistas, porque en una de sus primeras entrevistas ante preguntas de los reporteros preguntó ‘¿Han asesinado periodistas? O sea, no…». En lo que va de esta administración, 11 periodistas han sido asesinados en México.

¿No se ha enterado del asesinato de periodistas?, le preguntó el reportero.

«He visto lo que pasó en todos los sexenios pasados, y es algo terrible».

Chin, dirían en mi pueblo, y ahora quién podrá defendernos.

 

laotraplana@gmail.com.mx

 

@JulianParraIba

 

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El Heraldo de Saltillo
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