La paremiología es la disciplina encargada de estudiar y sacar provecho de los refranes, dichos, proverbios y adagios que circulan en nuestro hablar.
Somos seres gregarios y construimos nuestras fortalezas siempre en actos sociales, y es la sociedad quien se encarga de transmitir formal o informalmente el conocimiento sobre las cosas. Así como Cervantes escribió: “como no sabes mucho del mundo, todas las cosas difíciles te parecen imposibles”, nuestra vida se pasa en un continuo aprendizaje de las cosas del mundo. Lo que no sabemos asusta, nos tensiona, lo que conocemos podemos prosperarlo, aunque también acostumbramos abandonarlo. Escribió Cervantes en el Quijote: “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho” porque la cosmovisión, sapiencia de las cosas, se aumenta con la lectura, las pláticas y los viajes, siendo ese orden su complejidad.
En la infancia aprendemos a conocer de sueños, de ilusiones y del futuro, para después, en el futuro, conocer de anécdotas, recuerdos y nostalgias. Siempre estamos conociendo a otros y a nosotros. Se le atribuye a Abraham Lincoln la frase: “Yo no sé quién fue mi abuelo; me importa mucho más saber quién será su nieto.”
Hay muchas perlas de conocimiento que alcanzan a encerrarse en pocas palabras, y tal conocimiento resulta ser sabiduría, que es la conclusión del saber, la información en la aplicación.
Arthur C. Clarke el escritor inglés de ciencia ficción escribió una lapidaria frase: “el futuro no es lo que solía ser”, porque dentro de nuestra capacidad para conocer también está la ambición del deseo. Se pueden desear muchas cosas del futuro, pero no todas habrán de alcanzarse. Debemos tener cuidado de no afianzarnos en promesas que son irrealizables, porque, aunque no tenemos acceso a la posibilidad del futuro, si podemos prever, con los hallazgos del pasado las consecuencias.
Que el epitafio no sea: “prometer no empobrece” porque lo cierto es que, si lo hace. Un gobierno debe ser cauto de no prometer airadamente lo que iracundamente le pueden exigir. Quizá a esas promesas se refería Aldous Huxley, el brillante novelista británico al escribir: “Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”. El lenguaje que hoy escuchamos nos permite entrever un país diferente, y poco a poco se está bloqueando cualquier bastión que impida la construcción de ese país diferente. Con que facilidad se pueden cambiar cosas que creíamos buenas y continuar otras que pensábamos malas. Bien dijo el británico David Lloyd George: “La libertad no es simplemente un privilegio que se otorga; es un hábito que ha de adquirirse”.
El anónimo escritor dejó constancia en algún lado que: “La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros”.
Reiteremos nuestro conocimiento para aprender del pasado y del entorno, y mantengamos la ruta, para sumarnos a aquello que nos mejore, nos haga más justos y sea bueno. Pero como dijo el General Francisco Coss al General Cárdenas; “Con todo respeto, señor presidente, pienso que es una tarea muy noble la de levantar a los caídos y ayudarles; pero pierde todo su sentido si para lograrlo se tumba primero a los que están en pie”.
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes
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