Cuidado. De que al intentar revivir la polémica sobre la prohibición de las corridas de toros lleva Jaime Bueno Zertuche la intención de tender una nueva cortina de humo, no hay duda. Lo interesante es descifrar de qué quiere, o le ordenaron, distraer a la opinión pública.
Sabido es que los anhelos de Jaime Bueno están en el futuro, su corazón late por la alcaldía de Saltillo, pero sus lealtades, ¿o miedos?, están con el pasado.
¿Será esto también parte de su estrategia para evitar el escrutinio al desempeño del Auditor Superior Armando Plata Sandoval y a sus omisiones en la fiscalización a la administración estatal anterior?
Presurosamente algunos diputados, incluso de otros partidos, se sumaron al tema, encandilados seguramente por el rédito político fácil que les da pronunciarse contra el maltrato animal, pero deberían analizar qué segunda intención hay en esto pues las corridas ya están prohibidas, no había ni para que llevar el tema a la agenda pública.
Al diputado Bueno se le escapan dos aspectos muy importantes, sobre todo para su futuro político. Cuando inició su campaña como candidato a gobernador, Miguel Ángel Riquelme declaró a El Siglo de Torreón que se mantendría la prohibición para la operación de yonkes y casinos, pero dejaba abierta la posibilidad del regreso de las corridas de toros.
El gobernador, su jefe político, no está en contra de la fiesta brava.
Segundo punto. Para el alcalde Manolo Jiménez Salinas, el principal impulsor de las aspiraciones de Bueno a sucederlo, hay un vínculo personal y entrañable con el rodeo, al grado que se ha colocado al Festival Internacional como uno de los eventos emblemáticos que ya ubican a Saltillo como un referente en ese deporte que jala multitudes.
¿Del lado de quién está el diputado, de los grupos protectores de animales que se manifestaron cada día durante el Festival Internacional, o de las alianzas políticas que debe cultivar?
Y es que Bueno ha declarado que además de la prohibición de las corridas de toros busca ampliar la legislación a otras prácticas de maltrato animal, ¿los rodeos, las charreadas y las peleas de gallos, acaso?
Pero volvamos al aspecto toral. Lo más importante es estar atentos para evitar se distraiga a la opinión pública de algún asunto que puede significar un nuevo caso de impunidad, endeudamiento o carga fiscal. Así se las gastan.
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Mucho se ha escrito sobre la calidad artística y la excelente organización en el concierto de Plácido Domingo la semana anterior en Torreón. Queda sin embargo un aspecto a destacar, por su significado, la presentación del Coro Esperanza Azteca acompañando al tenor internacional.
La Orquesta y Coro Esperanza Azteca surgió en Torreón bajo un modelo que a nivel nacional impulsa la Fundación que preside Ricardo Salinas Pliego, con el propósito de incidir en la transformación social acercando a los niños a la música y la cultura. En este caso en específico se pensó, y ha resultado, como una alternativa para la reconstrucción del tejido social y revertir el terrible impacto que tuvo la ola de violencia en la comunidad, sobre todo en determinadas colonias de la periferia en las que hubo incluso familias desplazadas.
De ser una de las cinco ciudades más violentas del mundo, hoy Torreón es otro y puede presentar un espectáculo de este nivel en un espacio abierto y con acceso a todo público, y además llevar a ese escenario sus propios artistas, niños y adolescentes, que tuvieron un magnífico desempeño.
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Buen cuidado debe poner el Director del DIF, Roberto Cárdenas Zavala, en la organización de los eventos de la institución, sobre todo en los que son encabezados por la esposa del gobernador.
Se ha hecho notar el trabajo de la señora Marcela Gorgón de Riquelme por su dedicación y sensibilidad, por haberle regresado al DIF ese cariz humano que debe haber en una instancia con esa misión, por eso, y por ser quien es, no puede haber descuidos, como dejar que algunos personajes políticos de dudosa reputación busquen provecho e imagen personal colgándose de los eventos que ella encabeza.
La semana anterior la señora estuvo en Progreso entregando apoyos a discapacitados y otros grupos vulnerables, y ahí se apersonó y se coló en todas las fotos el alcalde Federico Quintanilla.
Quintanilla es impresentable. Como empresario de la minería del carbón su nombre está asociado a la operación irregular de pocitos, a varios accidentes mortales y a fraudes en contra del IMSS, pues llegó al extremo de tramitar el alta de trabajadores cuando ya habían ocurrido accidentes fatales. El PRI lo ha tolerado, y le ha permitido ser alcalde por tercera ocasión, pues como cacique regional le han entregado también el manejo de los programas sociales, la máquina de votos, pero eso no implica que lo dejen acercarse y salga en la foto con la esposa del gobernador.
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Llegó el primer delegado de la Fiscalía General de la República a Coahuila. Se trata de Efraín Alonso Gastelum Padilla, abogado sinaloense con toda una carrera en el Ministerio Público.
La nuestra es la octava entidad en que le corresponde ser delegado, su cargo más reciente fue en Chiapas, todavía bajo la denominación de Procuraduría General de la República.
Con acierto, Gastelum Padilla pasa por alto diferencias de partido o simpatías políticas y lo primero fue buscar coordinación con las autoridades locales, como corresponde a quien está comprometido en generar resultados.
Pronto hizo una buena relación con el Secretario del Ayuntamiento en Saltillo, Carlos Robles Lostanau, uno de los operadores más cercanos al alcalde Manolo Jiménez, y quien además fue hace años Procurador de Justicia en Sonora, donde el hoy delegado Gastelum fue agente del MP Federal.
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