Los especialistas debían encontrar a un paciente que produjera en exceso el mineral que a ella le faltaba
Dayana, joven gomezpalatina de 24 años, es la primera paciente en el país, que logra la recuperación total, por medio de un trasplante de paratiroides. Padecía hipoparatiroidismo severo con hipocalcemia (enfermedad incapacitante que provoca vómitos, calambres e insuficiencia respiratoria debido a la falta de calcio en el organismo).
Para salvar su vida los doctores debían encontrar a alguien que produjera en exceso el mineral que a ella le faltaba; el “milagro” médico, ocurrió en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE), No. 71, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Coahuila.
Al ubicarse entre el seis por ciento de las pacientes en el mundo que, sin haber una razón específica, sufren dicha enfermedad, tuvo que abandonar la escuela y permanecer acompañada de quienes en una eventual crisis la pudieran auxiliar. Gracias a la intervención que le practicaron en el IMSS, regresó a la universidad, puede andar sola en la calle y hacer una vida normal.
El jefe de la unidad de trasplantes de la UMAE No. 71, Néstor Escareño Montiel y el especialista en nefrología, médico de cabecera de Dayana, José Manuel Martínez Martínez, explican que el calcio es un mineral esencial para el cuerpo humano que produce la glándula paratiroides. Cuando ésta no funciona, los niveles (de calcio) en el organismo bajan y la paciente sufre contracciones musculares que se manifiestan como dolor, calambres y vómito.
Los músculos, son esenciales en el organismo para el desarrollo de funciones vitales como la respiración, el bombeo de la sangre al corazón y su paso por las venas, de modo que cuando se tensionan estos procesos se interrumpen y corre peligro la vida.
Detallan que una de las principales dificultades en este tipo de trasplantes es encontrar al donador compatible quien, además, debe padecer la enfermedad contraria (hiper función), es decir alguien que produzca calcio en exceso.
Ambos se someten a cirugía, al donador se le extrae una parte de la glándula localizada en el cuello detrás de la tiroides, que se injerta en el ante brazo del receptor (o en cualquier músculo que tenga una buena circulación de sangre), por la facilidad de su revisión y se aplica un tratamiento especial para que produzca los niveles de minerales y hormonas adecuadas.
Los médicos señalan que el proceso de Dayana corresponde a los trasplantes cuya eficacia se demuestra en el tiempo; la cirugía fue en 2016, pero hasta noviembre del 2018, en el Congreso Nacional de Trasplantes, se declaró exitoso ya que al transcurrir los años la paciente permanece en perfectas condiciones, sin consumir medicamento para la producción de calcio.
Sostienen que el buen resultado se debió a las acciones médicas que se tomaron antes, durante y después de la cirugía y a que se aplicó un protocolo diferente al habitual, basado en la Clínica Mayo.
“EL PERSONAL DEL IMSS HA SIDO MI ALIADO EN TODO ESTE PROCESO”, DAYANA
Dayana, recuerda que las manifestaciones de su enfermedad la obligaron a dejar la escuela. No podía estar sola, ni salir a la calle sin compañía. Vivía “pegada” a los medicamentos y cada día era un riesgo.
En el 2013, observó en televisión el testimonio de una paciente trasplantada de paratiroides. Platicó sobre ello con su médico de cabecera, el doctor Martínez, quien prometió incorporarla al protocolo de estudio.
Pasaron tres años hasta que, cuando ya casi perdía las esperanzas, el doctor Néstor Escareño le informó que ya tenían al donador; sería la primera paciente en someterse a esa intervención con la nueva técnica.
Considerar la posibilidad de volver a hacer una vida normal la puso feliz, pero cuando entró al quirófano sintió nervios.
“Me puse muy nerviosa. Recé, traté de relajarme, pedí a Dios con todas mis fuerzas que actuara por medio del doctor Escareño.”, declara.
Posterior a la cirugía, Dayana permaneció un mes en el hospital. Cada día la asaltaban los temores, recuerda que lo único que quería era irse a su casa y volver a las actividades que la enfermedad le impedía realizar.
De manera gradual, los médicos redujeron las dosis de fármacos. A los 30 días, el injerto funcionaba a la perfección y dejó de tomar medicamentos.
“Desde que comenzó mi enfermedad, los doctores del Seguro Social, siempre se han portado muy bien conmigo, jamás me han quitado un apoyo, al contrario, han sido mis grandes aliados en este proceso tan difícil. Estoy infinitamente agradecida por todo lo que han hecho por mí y por esta nueva oportunidad de vida”, sostiene.
En la actualidad, Dayana estudia la carrera de negocios internacionales en la Universidad Politécnica de Gómez Palacio, Durango, es la mediana de tres hermanas y vive con sus padres, quienes al igual que ella, reconocen la labor de los médicos de la UMAE No. 71, donde día a día se trabaja para incrementar la atención que demanda la derechohabiencia y efectuar procedimientos equiparables a los que se ofrecen a nivel internacional. (EL HERALDO)
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