Muchos son los escritos que coinciden en el valor que tiene el consejo. En la opinión de muchos hay sabiduría, y esto cobra un especial y absoluto sentido cuando entendemos que las cosas no son como son, son como somos, es decir la percepción que tenemos del mundo constituye la realidad. El mismo cielo para unos puede ser alegremente hermoso y para otros tristemente depresivo.
Aceptar la opinión de otros es entender que nuestros ojos, al percibir el mundo, lo ven a través de nuestros miedos, experiencias, ambiciones y razones. Entender de percepciones es aprender a vivir en equipo. El ser humano es un ser gregario, es decir, grupal, su naturaleza está en hacer grupos; un grupo satisface necesidades y un equipo alcanza metas. Los primeros son naturales los segundos son racionales.
Henry Ford acuñó una frase que conceptualiza la filosofía de la unidad, de la colectividad del valor de ser varios quienes perseguimos, en unión, un mismo fin; “Llegar juntos es el principio; mantenerse juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito”.
El liderazgo se define como un proceso mediante el cual se obtienen resultados a través de las personas y no a pesar de ellas. Hacer equipo es trabajar hombro a hombro. La figura del líder autocrático se resquebraja, los equipos piden un liderazgo cercano, el concepto jerárquico ha ido mutando a una organización en red. Es decir, de una dependencia lateral y no vertical. Aunque las jerarquías continúen, en ellas se está depositando la responsabilidad más que la decisión.
Las instituciones públicas, centradas en la pasión por la madurez social deben hacer equipo con la sociedad, incrementar los niveles de participación y madurar con comportamientos ejemplares ese hábito por hacer de lo público lo público. La participación social constituye el andamiaje sobre el cual podemos asegurar un desarrollo equitativo y congruente con los retos que enfrentamos. Los equipos demandan atención, demandan escucha, enmudecer su opinión es disminuir su potencial y limitarlos a una operación mecánica y no motivante.
Hacer equipo es la antesala de la sensibilidad y reconocimiento de la opinión de otros, una competencia de un buen líder es escuchar el consejo, todo susurra mensajes, desde el amigo hasta el enemigo. Debemos escucharlo, lo peor es ensordecernos, porque ello nos acarrea al olvido, al deterioro. Si no escuchamos el ligero susurro de la advertencia nos paralizaremos ante el grito desgarrador de la tragedia.
Se dice que los avestruces ocultan su cabeza ante un riesgo, es un mito que surgió seguramente en tiempos de Plinio el viejo quien en una de las primeras enciclopedias de la vida animal detalló que los avestruces ocultan la cabeza y piensan que han oculto todo su cuerpo. Sin embargo, ese mito perdura hasta hoy para referirnos a la inutilidad que representa para solucionar un problema el negarlo o desoírlo.
Seamos precavidos escuchando los mensajes, nos dará la ventaja del conocimiento y la preparación. Seamos como la hormiga; trabajando aun y cuando la cigarra descansaba sin ver las señales. No censuremos a quienes señalan el error, aprovechemos y trabajemos, eso nos hará mejores.
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.
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