Después de años cuidando un cilindro de metal a veces polvoriento en una cúpula a las afueras de París, como la referencia de la masa moderna a nivel mundial, los científicos se disponen a actualizar la definición del kilogramo.
De la misma forma que la redefinición del segundo en 1967 ayudó a mejorar las comunicaciones en todo el mundo gracias a avances como el GPS e internet, los expertos aseguran que el cambio en la definición del kilogramo será buena para la tecnología, el comercio minorista y la salud, según informó el periódico El Financiero.
El kilogramo ha sido definido desde 1889 por una brillante pieza de platino-iridio guardada en París.
Todas las medidas modernas de masa pueden retrotraerse hasta ahí: desde los microgramos de los medicamentos a los kilos de manzanas, peras y tortillas, pasando por las toneladas de acero o cemento.
El problema es que el ‘prototipo internacional’ del kilogramo no pesa siempre lo mismo. Incluso a pesar de estar resguardado dentro de las tres campanas de cristal, se llena de polvo y se ensucia, y es afectado por atmósfera también. A veces realmente necesita un buen lavado.
«Vivimos en un mundo moderno. Hay contaminantes en la atmósfera que pueden pegarse a la masa», explicó Ian Robinson, del Laboratorio Nacional de Física de Reino Unido. «Así que cuando lo sacas de la cúpula está algo sucio.
«Pero el proceso de limpieza, manejo o uso de la masa puede cambiar su masa. Así que tal vez no es la mejor manera de definir la masa», agregó.
Lo que se necesita es algo más constante, así que al final de una reunión de una semana en el Palacio de Versalles, París, expertos en las principales medidas mundiales de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas votarán el viernes para convertir un ‘kilogramo electrónico’ en la nueva medida básica para la masa.
Al igual que el metro -otrora la longitud de una barra de platino-iridio, también conservada en París- es definido ahora como la velocidad constante de la luz en el vacío, un kilogramo será definido por un valor pequeño pero inmutable denominado ‘constante de Planck’.
El nuevo concepto incluye un aparato llamado la ‘balanza de Kibble’, que utiliza la constante para medir la masa de un objeto usando una fuerza electromagnética medida con precisión.
«En el sistema actual hay que relacionar masas pequeñas con grandes por subdivisión. Eso es muy difícil y las incertidumbres aumentan de forma muy muy rápida», mencionó Robinson.
«Una de las cosas que permite esta (nueva) técnica es medir la masa de forma directa a la escala que queramos y eso es un gran paso adelante».
Según afirmó, se han necesitado muchos años de trabajo de afinar la nueva definición para garantizar que el cambio será suave. Pero aunque la mayor precisión será una ayuda para los científicos, Robinson indicó que para el comprador promedio de harina o plátanos «no habrá ningún cambio en absoluto». (EL FINANCIERO)
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