Ciudad de México.- Salomé entra a la sala apresurada, deja a un lado su mochila; se quita la gorra, el paliacate y toma asiento. Tiene 71 años de edad. Desde hace 5 años se graduó de la Fundación Cima, una organización que ya hace 15 años apoya a sobrevivientes de cáncer. Asiste a los grupos de ayuda emocional donde aprendió la importancia de exigir información y no quedarse solo con los diagnósticos médicos.
Salomé es alta, delgada, y su cabello luce gris, aunque trae puesto un paliacate y una de las gorras de su colección. En 2014 le diagnosticaron cáncer de mama (CaMa) tipo “triple negativo” en su seno derecho, uno de los más agresivos y de rápida expansión. Hoy lo tiene en sus huesos.
El sitio web de Cimac Noticias publicó que en México, el cáncer de mama es considerado la primera causa de muerte en mujeres de 20 años y más, cada año existen 14 mil casos y 16 defunciones por cada 100 mil mujeres en ese rango de edad, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
De acuerdo con las y los especialistas, existen tres tipos de cáncer: alrededor de un 20 por ciento de mujeres tiene el triple negativo, la variedad más agresiva y de crecimiento rápido, otro 20 por ciento padece el subtipo llamado “Her2”; y 60 por ciento de las pacientes presenta un subtipo de hormonas como el estrógeno, que estimulan el crecimiento de las células tumorales. En la mayoría de los casos, es un cáncer de crecimiento lento, con buenos pronósticos.
Aunque en la actualidad existen nuevos tratamientos con buenos resultados en los estudios clínicos, en la opinión de la oncóloga del departamento de tumores mamarios del Instituto Nacional de Cancerología (InCan), Diana Fabiola Flores Díaz, la aprobación de estos tratamientos no significa que se incluyan en el presupuesto del sistema de salud.
“Los resultados sí han mejorado mucho. El problema que tenemos es el acceso a este tipo de medicamentos”, continuó la doctora, estimando que el costo de dichos medicamentos puede llegar a los 70 mil pesos mensuales.
La falta de acceso a tratamientos también es una preocupación de los grupos de autoayuda, aunque enfocan más su atención a la salud integral de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama.
Para la integrante de Cima, Cecilia Ortiz, las instituciones médicas no se han dado cuenta que las mujeres con esta enfermedad tienen necesidades más grandes que no se solucionan con un tratamiento médico como el apoyo emocional.
En entrevista con esta agencia consideró que es muy importante que los hospitales ofrezcan ayuda emocional para las pacientes y que les den más información ya que casi todas comienzan sus tratamientos sin saber cuál es el “nombre y apellido” de su cáncer, sin saber a qué se enfrentan, en suma, al no tener apoyo emocional las condena a pasar todo su proceso con enojo y coraje, lo que dificulta su mejoría.
Explicó que los grupos emocionales no se reducen a sólo hablar, sino las pacientes son atendidas por especialistas, psicólogas y una tanatóloga, además de recibir terapias individuales que buscan crear un círculo de seguridad que cubran todas sus necesidades. Si bien dijo que el cáncer es un factor que cambia la vida de las mujeres, éste no tiene por qué limitarlas.
Salomé González Velasco se refiere al cáncer como “mi compañero, dormido en ocasiones, en otras no”. A finales de septiembre terminó la primera fase de su nuevo tratamiento, los exámenes arrojaron “buenas noticias”, por lo que podrá descansar durante dos meses y pasar con su pareja Mario, su nieta y su hija, la navidad tranquila.
Para ella enfrentar que vive con cáncer ha sido un proceso. Con las primeras quimioterapias aparecieron los mechones de cabello tirados en el piso y ello provocó que pasara semanas encerrada, sin querer ver a nadie, pero su sobrina buscó ayuda en internet y encontró organizaciones que apoyan a mujeres con cáncer de mama, por lo que le sugirió ir a una. Aunque al principio se negó, las ganas de ver crecer a su nieta la impulsaron a ser parte, durante un año y medio, de un grupo de ayuda conformado por 30 mujeres.
En ese lapso, Salomé comprendió que el apoyo de su grupo no lo encontraría en otro lado, que los médicos sólo a veces explicaban qué efectos o síntomas podría causar el cáncer o los tratamientos para atacarlo, pero nunca el porqué, supo que la atención médica con “calma” no era opción, pues las salas de espera siempre estaban llenas y las negligencias eran comunes.
En su grupo -detalla- le enseñaron a llevar un control de lo que sentía día a día para que en las consultas médicas fuera detallada y rápida al explicar, ya que -aclara- las citas duraban entre 4 o 5 minutos y un efecto que la quimioterapia ha provocado en su cuerpo, es la pérdida de memoria.
Otra ventaja obtenida en su grupo de ayuda –añade- fue comprender, a través de los testimonios de sus compañeras, las pláticas y conferencias a las que asiste, que estar informadas les da seguridad porque necesitan saber que continúan siendo autosuficientes, capaces de continuar con sus planes, y no alejarse de su ritmo de vida.
Hoy, Salomé Velasco se dedica a disfrutar la vida. Producto de su jubilación, invierte en talleres de pintura, también viaja, cuida de su salud y frecuenta hospitales oncológicos en busca de mujeres, que como ella al inicio de su enfermedad, se muestran renuentes, pues ahora está convencida de que estos grupos de autoayuda les brindan soporte emocional a mujeres sin familia, o sin dinero. (CIMAC NOTICIAS)
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