Ansiosos en espera
Aún faltan unos días para darse la metamorfosis formal protocolaria del cambio de gobierno federal en nuestro país. Entender a México ahora, con los problemas que lo agobian, a la luz de dos visiones, dos maneras distintas de afrontarlos y tratarlos de disipar, es un lance ciudadano de gran magnitud.
Los comportamientos actuales del gobierno federal, entrante y saliente, han violado todas las reglas y protocolos de buen gobierno y justicia. Reglas que nos auguran que si somos honrados y serenos seremos recompensados, y que si somos rebeldes, maléficos, torvos seremos castigados, están presentes en este temprano accionar del gobierno de Andrés Manuel López obrador. Aunque tampoco se entienden las respuestas del gobierno de Enrique Peña Nieto, que ha dejado los problemas en un punto de sólo limpiar por encimita los asuntos y no moverle mucho ni tratar cosas de fondo. A pocos días para terminar su mandado esa parece ser la conclusión.
Y en este devenir de acontecimientos y zozobras, yo me pregunto, ¿cómo está manejando usted, querido lector, esa sensación de incertidumbre que como mexicanos nos embarga?
Nuestro recuerdo se va hasta la más temprana edad. Muchos la manifestábamos mordiéndonos las uñas, los labios, jalándonos una oreja, arrancándonos el pelo, arrancándonos las pestañas puesto que no podíamos expresarnos de otra manera que no fuera en manifestaciones que mortificaran a los congéneres, entonces recurríamos a esa demostraciones. La mayor parte de los padres no revisaban con seriedad esas formas de angustia y pensaban que sólo eran caprichos recurrentes de los hijos. Es más, nadie creía que fuera un mal mayor para los hijos esa manifestación de ansiedad y hasta nos acosaban con sanciones reales o anunciadas para ese comportamiento. Decían en ocasiones:
“Muchacho caprichoso, se te va a atestar de uñas el estómago y te lo van rasguñar por dentro”.
Actualmente hay ansiedad política en México, se ha prometido esperanza y no se aclara como será esta o, ¿usted ya sabe cuáles características tendrá la esperanza de México?
Muchos pensamos que se refieren a la fortuna, o bien a la divina providencia, pues son tantos los problemas y tan poco claras algunas propuestas de solución, que más bien apelamos a la suerte o a la resignación. Pienso que esa dejadez que produce en los ciudadanos se traduce en un frotarse las manos, tronarse los dedos o el constante pronunciamiento de las quimeras:
“Seguramente el año entrante estará mejor” y/o “con suerte y todo cambie”.
Pero le contaré una historia.
“…con la subida al poder de Claudio a principios del año 41, se convierte en un peón del plan de la emperatriz Mesalina para liberarse de Julia, hermana de Calígula. La emperatriz acusó a Julia de cometer adulterio y señaló falsamente a Séneca como su amante. Séneca soportaría periodos de auto inculpación alternándolos con sentimiento de amargura.
Séneca nunca entendió por qué Claudio le quitó familia, dinero, amigos, reputación y sobre todo carrera política. No conservó para siempre la tranquilidad, pues se recriminaba no haber entendido la situación política y siempre guardaba un rencor que se manifestaba azarosamente, preguntándose por los destinos humanos”.
Todos deseamos un feliz desenlace con el nuevo gobierno, yo también lo espero.
¿Cómo explicarle al ansioso que sus temores son infundados?
Tampoco debemos administrar al ciudadano píldoras endulzadas, ni el anuncio de presagios y catástrofes.
Al tiempo, todo tendrá su medida.
Séneca nos invita a considerar que es probable que ocurra algo malo, si bien es poco probable que llegue a ser tan malo como lo temíamos.
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