Ciudad de México.- Un equipo de especialistas del cuerpo académico de Farmacia y Química Clínica de la Universidad de Guanajuato (UG) analiza los compuestos químicos de 15 especies de plantas endémicas de México, con la finalidad de crear fitomedicamentos para el tratamiento de la obesidad.
La obesidad es un problema de salud pública global que incrementa con los años; de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde la década de los noventa a la actualidad, la incidencia se ha más que duplicado. En 2016, había más de 650 millones de obesos.
El estudio liderado por Ángel Josabad Alonso Castro, doctor en ciencias bioquímicas, inició con una revisión bibliográfica mediante el análisis de libros, tesis y artículos científicos de las plantas medicinales mexicanas que han sido utilizadas de manera empírica para bajar de peso.
“Nuestro equipo de trabajo se dio a la tarea de realizar una búsqueda bibliográfica científica que nos pudiera dar información y tener una recopilación completa de conocimiento que existe de plantas medicinales usadas para el tratamiento de la obesidad. Existen libros de las décadas de los sesenta y setenta, pero la mayoría de ellos no cuenta con información precisa de plantas que tienen efecto antiobesidad, recordemos que el problema de la obesidad ha ido incrementando en las últimas décadas; encontramos más información bibliográfica de los años noventa, cuando aumentaron los índices de obesidad”, explicó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
De este análisis, el grupo de investigación identificó 139 especies de plantas, de las cuales solo una pequeña proporción había sido estudiada con fines farmacológicos y, por tanto, había información sobre sus componentes químicos. La información obtenida se dividió en dos categorías: plantas que han sido estudiadas y aquellas que no. “De la primera categoría, identificamos trabajos realizados con aguacate, chile y calabaza, por ejemplo”.
Del grupo de especies que hasta ahora no habían sido estudiadas para estos fines, 15 fueron seleccionadas por el grupo de investigación para su análisis farmacológico, fitoquímico, toxicológico. De ellas, destacan variedades de nopal (Opuntia) como el xoconoxtle (Opuntia joconostle), nopal blanco (Opuntia megacantha), nopal de cochinilla (Opuntia cochenillifera); amaranto (Amaranthus hypochondriacus); guanábana (Annona muricata), y hierba del sapo (Eryngium carlinae), por mencionar algunas.
“El xoconoxtle crece en zonas áridas en la región centro y norte del país. Del nopal blanco, no se conocen con exactitud los componentes de esta planta, pero se han utilizado para el tratamiento de diabetes. En mis estudios de maestría con el doctor Luis Salazar Olivo, del Ipicyt, vimos que el consumo del nopal ayuda a disminuir los niveles de azúcar en la sangre e incluso triglicéridos. Sobre la hierba del sapo no hay muchos estudios. Esto nos llama la atención porque son plantas que no se han aprovechado en la investigación. No es que se tengan en el olvido porque se utilizan en ciertas regiones y probablemente no se conocen en otras”, explicó.
Actualmente, el grupo de investigación ha comenzado con los estudios in vitro con células adiposas de ratón, y de esta manera observar si los extractos de las plantas seleccionadas disminuyen el número de estas células encargadas de almacenar lípidos o grasas en el organismo.
“Vamos a identificar químicamente el extracto, metabolitos y componentes principales y saber si algunos de estos componentes ya se ha descrito, de no ser así, podemos partir de aquí y aislar y purificar el compuesto”, expresó Ángel Josabad Alonso Castro, miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
El futuro de esta línea de investigación versa en obtener resultados que puedan ser útiles en el desarrollo de fármacos que favorezcan la salud de los pacientes con obesidad.
“Queremos que nuestro blanco terapéutico actúe directamente sobre la grasa, y una vez que identifiquemos los extractos que disminuyen el mayor número de células de grasa, realizaremos estudios en ratones obesos. Una vez que concluyamos con la etapa preclínica, la idea es probar su efecto en pacientes, y esta sería la parte final del estudio”, agregó.
En el proyecto también colaboran Candy Carranza Álvarez, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), y Fabiola Domínguez Avilés, del Centro de Investigación Biomédica de Oriente del Instituto Mexicano del Seguro Social (Cibior IMSS), este último cuenta con un laboratorio de biotecnología de plantas medicinales.
Más investigación científica
De acuerdo con Ángel Josabad Alonso Castro, miembro del grupo de especialistas de la UG, actualmente no hay productos a base de plantas medicinales aprobados en México para el tratamiento de la obesidad; sin embargo, hay un sinnúmero de productos en el mercado sin respaldo científico y que no han sido avalados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
En palabras del especialista, en México son escasos los grupos de investigación que realizan estudios sobre plantas medicinales en el tratamiento de diversas patologías, incluida la obesidad. A una década de especializarse en esta línea de investigación, Ángel Josabad Alonso subraya la necesidad de mayor participación científica en el campo de la herbolaria y plantas medicinales endémicas, a fin de generar evidencia y mayor aceptación de los fitomedicamentos en la práctica clínica.
“La industria farmacéutica tiene que aprovechar el conocimiento para desarrollar fitomedicamentos con estándares de calidad, para ofrecer a la población seguridad en lo que consumen; principalmente porque no hay mucha evidencia científica. Nuestras investigaciones también están enfocadas en entender por qué hay cierto rechazo del personal de salud hacia el uso de fitomedicamentos”, concluyó. (CONACYT)
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