Ciudad de México.- Desde el 17 de enero, fecha en que llegó a la Ciudad de México, su dormitorio ha sido una casa de campaña instalada afuera de la Secretaría de Gobernación (Segob) la cual comparte con otras cinco mujeres a quienes la incertidumbre de no saber dónde están sus hijos ha despertado en ellas el enojo ante la indiferencia de las autoridades frente a los múltiples casos de desaparición.
María Guadalupe Rodríguez es originaria de Chilpancingo Guerrero, lugar donde tuvo que dejar a sus nietos, su esposo, su nuera y la vida que intenta continuar desde que perdió el rastro de su hijo.
“La primera exigencia es que se hagan las investigaciones y dar con el paradero de nuestros hijos…” enuncia en entrevista con Cimacnoticias, afuera del plantón que mantienen en la Secretaría de Gobernación (Segob) desde hace ya 9 días para presionar a las autoridades a resolver los casos de sus familiares y la presentación con vida de los mismos.
Según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o desaparecidas, en su último informe de agosto de 2017, existían 30 mil 499 personas desaparecidas.
Guadalupe se niega a aceptar a su hijo como una cifra más. Eso la ayuda a resistir y es lo que la mantiene de pie frente a las consecuencias de permanecer, hasta el día de hoy, nueve días sin alimento frente a la Segob en un campamento improvisado.
Los rostros se tornan pálidos, el cansancio es evidente en la piel de quienes llevan a cuestas el nombre de esos familiares que buscan incesantemente, el hambre y la debilidad no se comparan con el dolor y la rabia que manifiestan a cada palabra.
Los desmayos y problemas de presión se han vuelto algo “cotidiano” desde que llegaron a esta dependencia y decidieron evitar la ingesta de alimentos para que sus peticiones sean atendidas. Se trata de mujeres que buscan a sus hijos, a sus esposos, hermanos o primos y que han renunciado incluso a su propia salud para exigir justicia.
Ellas no cuentan con apoyo gubernamental, únicamente se respaldan en diversas asociaciones civiles que las han monitoreado y apoyado en su demanda. Su llegada a la Ciudad de México fue auspiciada por ellas mismas ya que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) respondió a su solicitud de vehículos o boletos de autobús para trasladarse con una negativa argumentada en la falta de presupuesto.
41 mujeres de diversos estados, llegaron por sus propios medios a la Ciudad de México buscando soluciones. 18 de ellas permanecen en huelga de hambre y dos han sido trasladadas a hospitales para su atención. Algunas de ellas llegaron a la Ciudad caminando o por “aventones”.
Guadalupe guarda fervientemente la esperanza de encontrar a su hijo con vida y poder reunir a su familia nuevamente. Agradece a los diversos colectivos que han acompañado su estancia en la ciudad, pero reiteró la ineptitud e indiferencia del Comisionado de la CEAV, Sergio Jaime Rochín, quien dijo, no ha extendido acompañamiento psicológico ni jurídico a quienes han denunciado desapariciones de sus familiares.
En entrevista con Cimacnoticias, comentó que ningún funcionario de Gobernación se ha acercado a ellas durante su estancia frente a esta dependencia.
DESAPARECIDOS
Josué M. R. es el nombre de su hijo, quien desapareció el 4 de junio de 2014 en Chilpancingo, Guerrero, y hasta la fecha, no hay notificaciones sobre avances en su caso. Guadalupe ha llevado sola la investigación y lo único que puede asegurar es el hecho de que su hijo es una víctima más de la delincuencia organizada y la colusión de las autoridades con ésta.
Se trata de un abogado de 30 años que dejó en casa a tres hijos que ahora le piden cuentas a Guadalupe cada que ella sale a exigir justicia de distintas maneras.
La Segob se encuentra flanqueada por un grupo de policías federales que impiden el paso a los ciudadanos a quienes dicen “que es por motivos de seguridad de los familiares que se encuentran ahí”, en plantón; sin embargo, Guadalupe asegura que están evitando que la gente los apoye y frenando la llegada de víveres que la sociedad civil les hace llegar para que ellas puedan continuar con su protesta.
Dentro de sus exigencias está la salida inmediata de los médicos enviados por la CEAV que lejos de ayudarlas dijo, han intentado persuadirlas de muchas maneras para regresar a sus lugares de origen, argumentando la disminución de su salud, pero ellas aseguran que es para desarticular el movimiento y evitar dar la cara por las solicitudes de su pliego petitorio que han extendido al Secretario de Gobernación Alfonso Navarrete Prida, y al Comisionado de la CEAV, Sergio Jaime Rochín, desde el día de su arribo a la Ciudad de México.
Dijeron también que se trata de personal “poco capacitado y con baja calidad humana” al momento de proporcionar atención médica.
Guadalupe exigió que ya no les entreguen minutas, ni escritos con compromisos incumplibles, dice que ellas llegaron por soluciones y por eso optaron por ejercer su derecho a la huelga de hambre.
Dejar a su familia y su trabajo en su lugar de origen ha resultado difícil para ella, pero en espera de los resultados para encontrar a su hijo, toda vale la pena. Chilpancingo, Guerrero, es el lugar donde sus familiares aguardan su arribo con buenas noticias, mientras ellos viven en un ambiente de violencia y nexos del narcotráfico con la policía y las personas encargadas de gobernar, situación que ha provocado tantas víctimas de desaparición forzada.
Gema es otra madre que se encuentra en huelga frente a Gobernación, con la esperanza de encontrar con vida a su hijo Juan G.A. de 22 años quien desapareció el 27 de febrero de 2011 al dirigirse al puesto de hamburguesas con el que subsistía. El único testigo presencial de la privación de la libertad de Juan es un niño que lo acompañaba quien tuvo que lanzarse a un barranco para salvaguardar su integridad. Desde esa fecha ha sido un constante peregrinar escuchando promesas de solución que no se han concretado.
Gema se unió al grupo de mujeres que no han perdido la esperanza de encontrar a sus familiares con el propósito de que las autoridades trabajen como deben para devolver a sus hijos a casa con vida.
Lamentó la” insensibilidad” de Jaime Rochín frente a los casos a de desaparición forzada en todo el país y exigió a Enrique Peña Nieto replantear los nombramientos de personas que ocupan cargos tan sensibles como el de la CEAV, que atiende a víctimas.
Gema padece una desviación lumbar a causa de un accidente automovilístico, requiere una cirugía y usa faja metálica para contrarrestar el dolor causado por su lesión. Pese a ello, está decidida a no abandonar la Ciudad de México hasta obtener una respuesta satisfactoria respecto al caso de su hijo.
Aseguró que las madres de desaparecidos que ha conocido en este largo andar son las que han elaborado las investigaciones por su propia cuenta porque nadie hace nada en Chilpancingo, Guerrero, lugar de donde es originaria.
“La información que ellos (las autoridades) tienen, es la que nosotras como madres les hemos dado, y al estar investigando los casos de nuestros hijos, nos ponemos en riesgo porque a veces cuando acudimos a dar información, luego nos andan siguiendo.
Ya han desaparecido también a varias madres y familiares que están investigando por su propia cuenta. Queremos seguridad, no promesas”, dice enfática.
Las madres en huelga de hambre comienzan a tener desvanecimientos, presión baja, elevación o baja de glucosa pero se niegan a abandonar su protesta en aras de que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y el Secretario de Gobernación resuelvan sus inconformidades con apego a la ley y con todas las medidas de protección necesarias.
Reiteraron que hasta que la fuerza se les agote culminará esta exigencia que ha ido mermando su estado de salud.
En tanto, en un comunicado, integrantes de la Campaña Nacional contra la Desaparición Forzada (integrada por 15 agrupaciones civiles) exigieron a las autoridades federales atender las demandas de las madres que se encuentran en huelga de hambre, así como atender su salud.
Responsabilizaron al gobierno de “cualquier daño permanente que puedan sufrir las familias que se encuentran en huelga de hambre, así como de cualquier represalia que exista en contra de las personas solidarias y organizaciones, colectivos o familiares que las acompañen.
Llamaron a las organizaciones de Derechos Humanos y colectivos con trabajo en desaparición, a que las apoyen y envíen agua, suero y cobijas.
Cimacnoticias solicitó una entrevista con funcionarios de la CEAV para conocer su postura en torno a estos hechos, pero al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta. (CIMAC NOTICIAS)
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