Beber alcohol produce un químico perjudicial en el organismo que puede provocar daño genético permanente en el ADN de las células madre, aumentando el riesgo de desarrollar cáncer, según una investigación publicada el miércoles en El Heraldo de México.
En un trabajo con ratones en laboratorio, científicos británicos usaron análisis de cromosomas y secuenciación de ADN para examinar el daño genético causado por el acetaldehído, un químico perjudicial que se genera cuando el cuerpo procesa el alcohol.
Sus hallazgos brindaron más detalles sobre cómo el alcohol incrementa el riesgo de desarrollar siete tipos de cáncer, incluidas formas comunes como el de pecho y el de colon.
También demostraron cómo el organismo busca defenderse del daño que puede provocar el alcohol.
“Algunos cánceres se desarrollan debido a daño en el ADN en las células madre. Mientras que ciertos perjuicios ocurren por azar, nuestros resultados sugieren que beber alcohol puede incrementar el riesgo de este daño”, dijo Ketan Patel, profesor del Medical Research Council Laboratory of Molecular Biology, quien codirigió el estudio.
La Agencia para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al alcohol como un carcinógeno de grupo 1, citando “evidencia convincente” de que provoca cáncer en los seres humanos.
En el estudio difundido el miércoles, y publicado en la revista Nature, el equipo de Patel administró alcohol diluido a ratones y luego analizó su efecto en el ADN de los animales.
Los investigadores hallaron que el acetaldehído puede romper y dañar el ADN dentro de las células madre sanguíneas, alterando de manera permanente las secuencias de ADN en su interior.
Patel señaló que la importancia radica en que cuando las células madre saludables se vuelven defectuosas pueden dar origen a células cancerosas.
El equipo también observó cómo el cuerpo intenta protegerse del perjuicio provocado por el alcohol mediante un grupo de enzimas que descomponen el acetaldehído en acetato para que las células luego puede usarlo como fuente de energía. Cuando ratones que carecían de esas enzimas ALDH recibían alcohol, su ADN sufría cuatro veces más daño.
Patel explicó también que una segunda línea de defensa del organismo son unos sistemas de reparación en el ADN que, la mayoría de las veces, le permiten enmendar y revertir distintos tipos de daño genético. (EL HERALDO DE MÉXICO)
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