PUNTO DE CIENCIA

 

INCERTIDUMBRE EDUCATIVA 

José María Guajardo Espinoza

Al referirse a la incertidumbre, se hace énfasis en esa sensación de no saber qué va a pasar y no tener las respuestas. En el mundo de la educación, esta incertidumbre se ha vuelto un elemento siempre presente en clase y en los entornos educativos.

La incertidumbre educativa refiere a la falta de claridad que se experimenta sobre cómo van a resultar los procesos de enseñanza y aprendizaje o hacia dónde se dirige realmente la educación.

Seguramente se recuerda lo que pasó durante la pandemia, de un día para otro nos alcanzó el futuro, se tuvo que pasar de las clases tradicionales a las no presenciales o mixtas. Nadie sabía si funcionaría la forma tradicional de enseñar o si los estudiantes aprenderían igual. Esta experiencia mostró cuán frágiles son los sistemas educativos tradicionales cuando llega lo inesperado. Sin embargo, hay algo importante que se debe saber, la incertidumbre no es necesariamente contraria al crecimiento y al desarrollo humano, es una oportunidad para repensar cómo se enseña y cómo se aprende.

Para el estudiante, la incertidumbre se manifiesta cuando se siente perdido ante un futuro laboral que cambia constantemente. Las habilidades que se aprenden hoy pueden quedar obsoletas mañana. Además, en el aula, se enfrenta la ansiogenia educativa, de no saber lo que va a pasar con sus docentes, si se están comprendiendo los conceptos o el acceso a los documentos contextualizadores del curso.

El docente vive su propia incertidumbre, se ajusta constantemente a nuevas herramientas, enfoques y expectativas. A veces esto genera desmotivación, especialmente cuando se siente que no se tiene el control y apoyo sobre lo que sucede en las clases y el exceso desbordado de quehaceres.

Cuando se diseñan experiencias de aprendizaje, se enfrenta a una realidad compleja, ya que cada estudiante es único; tienen rasgos de aprendizaje diferentes, ritmos distintos, intereses variados y contextos personales únicos. Por más que se planifique, nunca se puede garantizar que una estrategia funcione para todos. Esto es parte de la naturaleza impredecible del aprendizaje y de la enseñanza.

La tecnología añade más incertidumbre, herramientas como la inteligencia artificial y la realidad virtual entre otras, prometen cambiar la educación, pero aún no se sabe cuál será su impacto en cómo los estudiantes adquieren conocimientos y habilidades. En el aula, tanto docentes como estudiantes experimentan incertidumbre diariamente. Un docente no puede prever exactamente cómo reaccionarán los estudiantes, qué inquietudes surgirán o qué factores externos participarán en el momento educativo. Esto requiere que se mantenga la flexibilidad y se esté preparado para ajustar cuando sea necesario.

No obstante, se puede descubrir que cuando se controla adecuadamente la incertidumbre educativa, se convierte en una herramienta poderosa. Cuando se crea un ambiente de confianza donde los errores son parte del proceso de aprendizaje y además se tiene acceso a los documentos contextualizadores claros, los estudiantes se sienten seguros enfrentando lo desconocido; esto fomenta la curiosidad, desarrolla la resiliencia educativa y fortalece su pensamiento crítico.

Para transformar la incertidumbre en oportunidad, se pueden implementar varias estrategias. Diseñar cursos que permitan los ajustes adaptativos durante el transcurso de la enseñanza, así como, planear con experiencias de aprendizaje segmentadas. Usar estrategias de enseñanza diversas que incluyan el aprendizaje participativo. Implementar sistemas de evaluación mixtas que combinen estrategias de observación del aprendizaje, de habilidades y del potencial del aprendedor. También es crucial que se desarrollen prácticas inclusivas que respondan a la diversidad estudiantil.

Reconocer la incertidumbre educativa lleva a una práctica adaptable; la incertidumbre, lejos de ser un enemigo, puede convertirse en el catalizador que se necesita para crear e innovar junto con los estudiantes.

Facultad de Psicología, Unidad Sureste

jguajar@uadec.edu.mx