Las expresiones artísticas tales como el cine, la escritura, pintura, danza y la música, son parte importante del desarrollo social. Las civilizaciones las han utilizado durante muchos años para reflejar el contexto en el que se encuentran.
Bajo ese sentido, la libertad de expresión es un derecho fundamental que permite a los hombres comunicar sus ideas, opiniones, creencias y pensamientos, sin el temor de sufrir represalias por esto.
A lo largo de las épocas, la libertad de expresión se ha manifestado y defendido de diversas formas, en los regímenes absolutistas, ésta es comúnmente limitada y sancionada, pues lo que se busca es ejercer la mayor cantidad de control respecto las opiniones particulares, priorizando el discurso oficial.
Lo anterior, evidentemente es algo negativo y poco deseable en cualquier democracia, pues en ésta debe permear y ser privilegiada la convergencia de ideas, la libertad de pensamiento, y la aceptación de la crítica como herramienta de equilibrio de poder.
No obstante, el ejercicio abusivo de la libertad de expresión también es un problema, en el contexto actual, sobre todo cuando se usa para fomentar mensajes violentos, vejatorios, o discriminatorios.
O cuando se utiliza para promover o festejar a grupos delictivos y sus actividades, las cuales se desarrollan más allá de la ley. Lo cual constituye apología del delito, es decir, en pocas palabras la aceptación implícita o incitación orientada a las actividades delictivas, y la incitación de éstas.
Actualmente en México 20 entidades tienen tipificada la apología del delito, en dos existen iniciativas al respecto, tres lo manejan como “incitación”, y sólo en siete no existe figura similar en el ordenamiento estatal. Con ello, podemos concluir que la construcción de estos tipos penales se ha dado con la intención de reducir la incidencia delictiva a partir de un enfoque preventivo.
En ese sentido, la libertad de expresión queda subordinada ante derechos más sólidos, tales como el orden y la seguridad públicos; por lo que para el caso de la apología sí cabe la censura o sanción respecto a mensajes que perturben los intereses del estado o pongan en riesgo bienes jurídicos particulares.
Esto, a pesar de que, a criterio de muchos, se pudiera estar cayendo en un exceso, al restringir la libertad artística, por ejemplo de los cantantes de música norteña. ¿Ellos crean un mensaje que se promueve? O Simplemente relatan el contexto social.
Lo anterior, es un debate muy complejo, que debería llevarse a detenimiento, a propósito de las reformas a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, pues se debe encontrar un equilibrio exacto, que procure la libertad de expresión sin dejar de lado los “dientes” que deben dársele al estado, para reprimir los mensajes realemte delictivos. De lo contrario, se gestará una medida dictatorial y absolutista más.