Este lunes se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
En México, siete de cada diez mujeres han sufrido violencia, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, pero en realidad son quienes han podido externar o, incluso, denunciar esa situación. Las otras tres, estoy segura, no pudieron hacerlo, afirma la coordinadora de la Comisión Interna para la Igualdad de Género (CInIG) de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, de la UNAM, Cynthia Acosta Ugalde.
Todas la hemos padecido en sus diferentes tipos y modalidades: física, psicoemocional, económica, patrimonial, sexual, doméstica, institucional, laboral, digital o política, entre otras. Aunque algunas no han sido golpeadas, sí han experimentado otras manifestaciones de ese flagelo; por ejemplo, acoso callejero, considera la universitaria.
Entrevistada en ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre, y este año lleva por tema “Cada 11 minutos se asesina a una mujer. #NoHayExcusa. ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres”, la experta indica que la cifra mencionada nos debería hacer reflexionar.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la agresión contra mujeres y niñas sigue siendo una de las transgresiones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas en el mundo. Se calcula que, a nivel global, casi una de cada tres ha sido víctima de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. En 2023 aproximadamente 51 mil 100 murieron a manos de sus parejas u otros familiares.
Una de cada cuatro adolescentes ha experimentado abusos de su pareja. Además, de 16 a 58 por ciento en el orbe reciben violencia de género facilitada por la tecnología, sobre todo la generación Z y las millennials.
Acosta Ugalde destaca que las consecuencias también son emocionales y esas heridas “a veces no sanan”. Todas arrastramos una carga, porque las vimos en casa, las sufrieron nuestras madres o abuelas y, en esa medida, se fue normalizando. Hay quienes me dicen: es que así nos tocó vivir y uno aprende.
En ese sentido, la abogada y doctora refiere que el 25N o “día naranja” tiene el objetivo de dejar de normalizarla “porque a nadie le debe ‘tocar vivirla’”. Por fortuna, las nuevas generaciones visibilizan y externan más y mejor este tipo de situaciones.
Sin embargo, precisa, los hombres adultos aún tienen resistencias a reconocer y eliminar esas prácticas, y critican a las mujeres por “querer todo” y “estar empoderadas”. Al hacerles ver que cometen actos violentos se sienten descubiertos, “es como evidenciarlos”. (UNAM)
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