Al hacerlo reduce el riesgo de brotes aliviando la carga sobre los sistemas de salud, destacó el especialista Mauricio Rodríguez Álvarez
La vacunación en los adultos es fundamental, ya que protege contra enfermedades graves y complicaciones asociadas al envejecimiento y condiciones crónicas, razón por la cual se requiere un programa en la materia para toda la vida, señalaron expertos en medicina.
El integrante del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE), Mauricio Rodríguez Álvarez, refirió que a nivel individual refuerzan el sistema inmunológico previniendo infecciones que pueden afectar la calidad de vida, reducen la necesidad de atención médica y hospitalizaciones, y los riesgos asociados a ello.
La inmunización en los adultos, recalcó, ofrece beneficios indirectos al disminuir la propagación de enfermedades, protege a los más vulnerables en su entorno, como niñas, niños y personas adultas mayores, así como aquellos con el sistema inmunológico debilitado.
Al hacerlo, los adultos bajan el riesgo de brotes aliviando la carga sobre los sistemas de salud y favoreciendo mayor equidad en el acceso a la atención médica preventiva, abundó en el Seminario Vacunas. La vacunación es prevención en acción, de dicho Programa.
Hablar del tema, dijo Rodríguez Álvarez, es clave para compartir evidencia científica, promover la confianza y fomentar el cumplimiento de esquemas, protegiendo el bienestar individual y comunitario frente a padecimientos prevenibles.
En tanto, el director fundador del Instituto Nacional de Geriatría, Luis Miguel Gutiérrez Robledo, precisó que más allá de la prevención de las enfermedades infecciosas, promover la inoculación es uno de los tres pilares del envejecimiento saludable, junto con una dieta sana y ejercicio.
El médico especialista en geriatría y doctor en salud pública, además de integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, alertó que actualmente en México hay más cantidad de personas mayores de 60 años, que niñas y niños menores de cinco; y pronto, antes de 10 años, serán más que los menores de 15.
Al abordar el tema Vacunas para adultos y la calidad de la vida mencionó que a partir de esa visión “nos interesa repensar cómo tenemos organizados los esquemas de vacunación, cuáles son las sinergias que mejor funcionan, cuál es el timing (momento) óptimo para tal o cual vacuna y sus refuerzos, y ahí tenemos enormes huecos” que se deben llenar de forma paulatina.
Gutiérrez Robledo manifestó que el medio más efectivo para vencer la actitud dubitativa (duda) frente a los biológicos y favorecer el apego a los programas de inoculación, es una comunicación efectiva con el médico. Para que eso sea posible seguimos aspirando a que en México haya un fondo de financiamiento fijo, “que no tenga que negociarse cada año”.
De acuerdo con datos del Anuario de Morbilidad en México, de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, para algunas de las condiciones comunes prevenibles por vacunación la incidencia de influenza (2020) fue notoriamente mayor en el grupo de 65 y más años; pero la de tétanos fue seis veces mayor, y la de neumonía, tres.
En términos de mortalidad, la situación es aún más dramática: por influenza, casi dos veces mayor en ese grupo; tétanos, cuatro; y neumonía, 30 veces más. Si se logra frenar ese impacto, se mostrará en la esperanza de vida saludable.
La neumonía sigue siendo la principal causa infecciosa de muerte en el mundo; en 2016 la mitad del total de las relacionadas con ese mal, afectaron a personas mayores de 70 años, resaltó el especialista.
La situación vacunal en México señala que con excepción de la COVID-19, una proporción significativa de personas adultas, mujeres en edad fértil y personas mayores, carecían de vacunación contra padecimientos prevenibles durante los años 2021 a 2023.
Un mejor conocimiento del tema y que todos los adultos estemos al día con nuestro calendario vacunal es requisito para el envejecimiento saludable: prevenimos enfermedades infecciosas y varias de sus consecuencias no infecciosas, como las secuelas, algunas de las cuales pueden aparecer en el mediano y largo plazo, enfatizó Gutiérrez Robledo.
Un enfoque de inmunización basada en el curso de vida establece que se deben recibir todas las dosis recomendadas a lo largo de la existencia, a fin de obtener los máximos beneficios de la prevención a diferentes edades, entre generaciones y dentro de sus comunidades.
Entre las barreras que se enfrentan al respecto están: la sociedad valora más la salud de niñas y niños que la de personas mayores; sistemas de salud con escasa infraestructura (logística, personal, recursos, etcétera); ausencia de datos (económicos, inmunológicos, entre otros) que apoyen la formulación de políticas públicas; e, incluso, la reticencia del individuo, añadió. (UNAM)
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