COMO DECÍA MI ABUELA

Toda moneda…

Creo que mi abuela era una persona bastante alegre porque lograba encontrar el lado positivo de las cosas, por ejemplo, recuerdo cuanto me disgustaba que lloviera a la salida de la escuela, porque eso significaba que llegaría a casa hecha una sopa. Sin embargo, al externárselo a mi abuela ella me dijo “toda moneda, tiene dos caras” y añadió, – sin lluvia, no hay flores y sin flores, no hay duraznos- ya no repliqué nada más era cierto que dentro de las muchas bondades que podía ofrecernos la lluvia, indudablemente, disfrutar de los duraznos del jardín de mi abuela era la más gratificante.

La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de nuestro país, representa esa “moneda de dos caras” para las mujeres.

Por un lado, esta es la primera vez que contamos con una mujer en el puesto de la cumbre del poder y eso, abona bastante a romper el techo de cristal que divide a las mujeres de los hombres y que nos ha mantenido un largo tiempo ajenas a la vida política y decisiones trascendentales de nuestro país. Es un orgullo tener a la primera mujer presidenta en un país, cuya cultura es tan altamente machista y patriarcal.

Aquí viene “la otra cara” y es justamente, ¿de la mano de quién llega Claudia a la presidencia de México? ¿con qué antecedentes?

Desde la presidencia se nos dice que este es el gobierno “más feminista de la historia” pero también es el gobierno que le pone muros, vallas y policías a las marchas de las mujeres. El gobierno del mansplaining donde un hombre le dice a las mujeres cómo deben ser y militar dentro del feminismo.

Se dice que es el gobierno donde más mujeres han llegado a ocupar puestos públicos, pero nadie habla de todos aquellos hombres a quienes el INE les permitió registrarse como mujeres durante la contienda electoral, abusando de la mal llamada ideología de género. ¿Será que todas esas mujeres que supuestamente ocupan cargos públicos son en verdad mujeres? ¿O solamente forman parte de las estadísticas?

Claudia Sheinbaum no llega a la presidencia de la mano de las mujeres, ni de la mano del feminismo, ella llega señalada por el dedo del patriarca, tal y como llegó Rosario Piedra Ibarra a la Comisión de Derechos Humanos, y tal como ella, está ahí, para cumplir y hacer cumplir las decisiones y los caprichos de papá.

Por eso, el triunfo de la primera mujer en México, nos sabe agridulce a más de una mexicana. Porque recordamos las veces que se les han cerrado las puertas en la CDMX y en Palacio Nacional a las madres buscadoras, a las familias de las víctimas de feminicidio, a las madres autónomas que pelean por una pensión alimenticia para sus hijos, a las mujeres de su propio partido cuando señalan a las vacas sagradas como Félix Salgado recalcando todas las veces que, valiéndose del poder público, ha violentado a las mujeres. ¿cómo no nos va a saber amargo el triunfo de una mujer cuando en su cierre de campaña se hizo acompañar de personajes como este?

Sheinbaum tiene la oportunidad, con el inmenso poder que ha adquirido, de enmendar la deuda histórica que México tiene con las víctimas de feminicidio, trata, explotación doméstica, violencia machista, etc. Tiene la oportunidad de acceder a las propuestas de las mujeres que han estudiado el fenómeno de la violencia en nuestro país. Tiene los conocimientos para analizar con el debido rigor científico (como académica y mujer de ciencias) los fenómenos, sociales, políticos y culturales mediante los que el patriarcado sigue discriminando a las mujeres. Claudia puede hacer historia, el problema es que, como decía mi abuela “toda moneda, tiene dos caras” y todo parece indicar que aún no hemos visto la peor. (LEONOR RANGEL|EL HERALDO)

 

 

Autor

Leonor Rangel