A LA BÁSCULA

 Estrategia perversa

Lo ocurrido el pasado viernes en Ramos Arizpe en el marco de la visita de Claudia Sheinbaum, no fue fortuito, obra de la casualidad o algo que surgió de manera improvisada. El ataque perpetrado en contra de compañeros reporteros de la capital del estado, primero verbal y luego físicamente después de la arenga de porros profesionales azuzando a seguidores (as) de Morena, de ‘ponles una chinga’, no fue un acto espontáneo, sino más bien resultado de una estrategia perversa, para mantener alejados a los medios de la aspirante presidencial.

De manera deliberada en varias entidades del país, pero de manera especial en Coahuila, el estado que se ha erigido como el más priista del país y el último y único reducto verdaderamente tricolor de México, los pasos a seguir son: que los medios —sobre todo los críticos— mientras menos se enteren de la visita, la agenda y los sitios donde estará la abanderada morenista, mejor y eso les ayuda en una doble vertiente.

Por un lado, logran mantener a su candidata ‘nadando de a perrito’ como va hasta ahorita, cobijada bajo la sombra que le ofrece el ‘obradorismo’ y la eficiente forma como la ha llevado el auténtico jefe de campaña morenista, desde el púlpito presidencial en la homilía matinal de cada día, lo que la ha permitido mantener sin sobresaltos las diferentes fases que lleva de la campaña, así diga la autoridad electoral que no es campaña.

Para el ciudadano común y corriente no hay ninguna línea divisora entre las supuestas internas, las ahora oficialmente precampañas, y las campañas que todavía nos faltan. Para los votantes, estamos en campaña ya hace casi un semestre.

La otra vertiente es para lograr por si lo necesitan, lograr la victimización que en este país el morenismo tiene el monopolio. Es decir, primero poco divulgo las actividades, agenda y sitios donde estará la candidata (porque ya es la candidata, aunque le quieran llamar de otra forma), luego agredo a los medios críticos para que no estén presentes y puedan registrar y divulgar alguno de los constantes resbalones en los que cae con mucha frecuencia en sus discursos (o como cuando tuvieron que cancelar el evento del estadio Azul porque la gente, en la CDMX de la que viene de ser gobernadora, no asistió), para que no vuelvan a darle cobertura a los eventos y pode gritar después en plan de víctimas: “es que la mafia del poder nos ha tendido un cerco informativo”, «no nos quieren cubrir porque están al servicio de la oligarquía”, “los medios no nos cubren porque quieren que regresen los corruptos de antes, para que les devuelvan sus privilegios”, etcétera.

Porros profesionales como uno identificado como Gamaliel Garza Reyes, frustrado aspirante a una regiduría en Ramos Arizpe, encabezaron la violenta agresión a los periodistas de la capital del estado por haber cometido el ‘delito’ de realizar grabaciones o tomar fotografías de lo que estaba ocurriendo durante el evento de Sheinbaum, y por tratar de registrar el desmayo que sufrió una mujer mayor.

El porro la emprendió contra los periodistas y arengó a sus seguidores ‘ponles una chinga’, instruyó a una mujer que ni tarda ni perezosa inició la embestida paraguas en mano atizando golpes y cachetadas, igual a reporteras que a reporteros. A algunos incluso les arrebataron sus celulares. “Por amarillentos, por amarillentos” (sic), repetía Garza Reyes a los periodistas que reclamaban por qué no les permitían realizar su trabajo.

La verdad yo no quiero ni imaginarme si esta es la forma como actúan y se comportan en campaña quienes se supone que apoyan la candidatura de Sheinbaum —no me ayuden compadres—, cuál sería la actitud si lograra llegar a la presidencia de la República, y viniera a Coahuila investida como la primera mandataria del país.

Esta que están manejando desde ahora es una estrategia perversa por donde quiera que se le quiera ver, pero también con esas jaurías de las que se hacen acompañar, están al borde de la tablita, porque en una de esas van a caer en un exceso que le pueda costar, y en serio, a su candidata.

Total, si no quieren a los medios cerca, si no quieren que nadie le ejerza críticas a pesar de los yerros que comete en muchos de sus discursos, que se la lleven a su casa, que la dejen guardadita en una cajita de cristal, pero lejos del ‘pueblo bueno’ que ya en la elección de 2021 demostró que no está del todo conforme con la forma en que se han llevado las riendas del país.

 

laotraplana@gmail.com

 

X= @JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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