Desea obispo de Saltillo un próspero 2024

La noche de este domingo 31 de diciembre, el obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, ofició su última misa del 2023 desde la Catedral de Santiago, en la ciudad capital, para bendecir y desear un próspero 2024 a quienes acudieron a agradecer a Dios por un año que culmina.

«Cerramos el año 2023 agradeciendo a Dios sus bendiciones y su ayuda en los momentos de prueba. Ha sido un año en el que hemos disfrutado de alegrías y logros que nos han hecho madurar como personas, hijas e hijos de Dios», compartió en su homilía.

«Valoramos especialmente a nuestros familiares y amigos que nos hacen sentir que el amor de Dios se vive en el cariño que compartimos. Cada persona que amamos es un don que nos enriquece, un compañero de camino que nos anima a seguir adelante», agregó.

El jerarca católico pidió a Dios que en el 2024 siga bendiciendo a la comunidad de la Diócesis de Saltillo y a las familias saltillenses en general, y que acompañe a los creyentes en todos sus proyectos de vida.

«Aún en medio de la adversidad hemos aprendido a confiar en el Señor y a salir adelante con aprendizajes que también nos han hecho madurar. Le suplicamos a Dios que tenga piedad de nosotros y que nos siga bendiciendo con su gracia y con su paz, que vuelva sus ojos hacia nosotros y recuperemos así la confianza en su presencia bondadosa y justa», expresó.

A la par, monseñor Hilario convocó a los creyentes a vivir su vida en semejanza de la Virgen María, quien sirvió a Dios en todo momento, siendo el buscar el bien del prójimo un buen camino para agradar al Señor.

«En este año venidero confiamos en su protección y en su auxilio. Hacemos nuestra la antigua bendición del Señor a su pueblo, le pedimos a Dios que nos bendiga con su amor y su paz, que nos proteja de las amenazas del enemigo y que su rostro resplandezca en nuestra casa», señaló.

«Recordamos de manera especial a la Virgen María, madre de Dios y madre nuestra, en quien el Señor ha hecho resplandecer a su hijo, luz del mundo para nuestra salvación. Nuestro cariño y devoción a María ha sido una bendición que guardamos en el corazón, algo que se graba profundamente en nuestro afecto y que nos dispone para servir a Dios y al prójimo». (OMAR SOTO)