LA SIMULACIÓN

Actualmente las personas practicamos con gran frecuencia la simulación, que está siendo reproducida con gran naturalidad por las nuevas generaciones. Concepto que define la Real Académica Española como “representar algo, fingiendo o imitando lo que no es”, por su parte, el diccionario jurídico señala que la simulación es “divergencia deliberada entre voluntad real de la persona y la voluntad manifestada, para producir, con fines de engaño, la apariencia de un negocio jurídico que no existe o que es distinto de aquel que verdaderamente se ha llevado a cabo”. Sin embargo, en la ciencia es utilizada para experimentar con un nuevo modelo que representa de manera ficticia situaciones reales. Como podemos observar la simulación se puede aplicar de manera negativa o positiva.

Veamos primero que sucede cuando aplicamos la simulación de manera positiva. Asiste adecuadamente a predecir el futuro, porque crea diferentes escenarios irreales, donde se ven todas las posibles soluciones, debido al análisis de las variables que intervienen en un sistema y de las relaciones que se dan entre ellas. En la industria permite evaluar el rendimiento de diferentes condiciones operativas. En la aviación un simulador de vuelo “es un dispositivo que utiliza programas informáticos y recursos mecánicos para recrear el entorno en una situación de vuelo”. Las simulaciones financieras ayudan a las empresas a identificar las mejoras que pueden hacer en su negocio al tiempo que respaldan las inversiones y préstamos.

Los beneficios de hacer ejercicios de simulación en los procesos: es mejorar el diseño; tener una mejora; analizar las situaciones de riesgo; simular diferentes escenarios. Permitiendo dar posibles soluciones. En el mercado existen una gran variedad de herramientas para simular. La desventaja de la simulación es que siempre estará por debajo de la calidad, porque no da soluciones optimas al ser falsos los escenarios, no se puede construir simulaciones generales. La simulación de manera positiva es útil en los procesos, no son la panacea, pero ayudan a imaginar situaciones no previstas que pueden suceder o no.

Ahora veamos qué pasa con la simulación que realizan las personas en su actuar cotidiano, es aquí cuando se vuelve negativa, Jean Baudrillard gran filósofo y sociólogo francés comenta “En el horizonte de la simulación, no sólo ha desaparecido el mundo, sino que ya ni siquiera puede ser planteada la pregunta de su existencia. Pero es posible que esto sea una treta del mundo”. La simulación la utilizamos para fingir o imitar lo que no es, que no tiene beneficios y si grandes desventajas llevarlo a la práctica.

Un gran ejemplo de ello, son las redes sociales, simulamos ser felices y tener como parejas seres espectaculares, subiendo fotografías en fase, Instagram etc. Con poses muy tiernas donde se derrama amor, cuando en la realidad sabemos que no es cierto. Posamos con ropa, zapatos, joyas, accesorios de marca que no nos pertenecen. Presumimos autos magníficos con una gran sonrisa pero que en la realidad estamos súper estresados por la enorme deuda que representa en nuestra economía. Ponemos frases motivadoras que conmueven, cuando en realidad no las llevamos a cabo. Simulamos ser personas muy diferentes a las que verdaderamente somos.

Lo mismo ocurre en los trabajos, en fin, en todas las actividades que realizamos nos preocupamos por simular, ahora no se diga en política, nos dicen que primero es  el pueblo, cuando en la realidad no hay atención médica que es una de las principales necesidades de la población, en cambio se dentina gran parte del presupuesto a la infraestructura obsoleta que no es prioritaria; se nos presume una refinería que costo millones que no produce petróleo; se nos dice que el programa contra la delincuencia “abrazos no balazos” es una maravilla que está dando buenos resultados, cuando los habitantes de este país somos presa fácil de la delincuencia, cuando aumentan de manera alarmante los asesinatos; se aparenta educar, cuando se adoctrina;  fingen encuestas y por ende, triunfos, ¿verdad que nos gusta la simulación?

Deberíamos aplicar en la sociedad las cuatro fases del simulacro en situación de peligro, no sólo contra los desastres naturales, sino, también en situaciones de peligro familiar, pero sobre todo político cuando tengamos la certeza de que nos están robando la democracia, el cual señala como primera fase: detecte el peligro, es decir, cuando se pone de manifiesto algo que no era visible y que atenta contra su persona; segunda, encienda la alarma, avisar a todos los involucrados del peligro; tercera: prepare para la salida, tome sus precauciones para evacuar la zona de peligro y última fase: salida de todas personas, salga tranquilo pero a paso veloz del fenómeno para que no haga y no le hagan daño. Lo invito querido lector a ponerlo en práctica para salvarnos de la desgracia y velar por el bienestar de todos. Tratemos de ser personas dignas, es decir, ser congruentes con lo pensamos, decimos y hacemos.

 

Autor

Susana Cepeda Islas
Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros. Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.