¿QUÉ PASA CON LA ÉTICA EN LOS SERVIDORES PÚBLICOS?

Hace ya algún tiempo cuando iniciaba mi carrera universitaria, leí una frase en un libro que me impacto: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”, tiempo después encontré en la biblia la misma frase: Mateo 20:28 “…como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Hallé que, para los griegos, las cualidades que debería tener un funcionario eran claras por ejemplo Aristóteles comentaba que: “(…) prestar un servicio público es tarea de los hombres buenos” “El hombre virtuoso merece gobernar porque es el mejor, no obstante, dos hombres buenos son mejor que uno (…). La preocupación en todas las civilizaciones a través de la historia ha sido tener políticos que posean un correcto compartiendo ya que tienen la responsabilidad de dirigir y organizar a la sociedad. Por ello, los encargados de gobernar y administrar los bienes públicos deben tener claro que su comportamiento debe ser estrictamente ético.

En la actualidad, los ciudadanos de todas las sociedades Latinoamericanas se preguntan constantemente ¿Qué pasa con la ética en los servidores públicos?, que la olvidan no la tienen presente en su quehacer político, en especial en nuestro país, pues basta escuchar o leer las noticias del día, para enterarnos de la gran cantidad de notas de corrupción, de violencia desmedida, la indiferencia de nuestros políticos ante los graves problemas que se viven. Situación que decepciona, provoca desconfianza, apatía en la participación ciudadana, en fin, una descomposición social lamentable y perjudicial para la convivencia y que se está convirtiendo en normal y es aplaudida y fomentada la conducta de maldad. Surgen algunas interrogantes sobre el comportamiento de nuestros políticos, ¿Qué sucede con la clase política que ve como botín personal, lo que nos pertenece a todos?, es muy fácil olvidar que los bienes públicos son de todos y no son de nadie. Que se deben conservar en buen estado para que den un buen servicio, para eso fueron creados para apoyar a todos los ciudadanos, sobre todo a los más vulnerables.

Ojalá y reflexionarán sobre su quehacer público y reconozcan la gran responsabilidad que tienen y el compromiso de cumplir con la ciudadanía, olvidan lo valioso que significa contar con la confianza de los mexicanos, que han depositado en ellos para administrar sus bienes con profesionalismo, pero sobre todo con ética, para lograr una comunidad unida y solidaria, siempre pensando en el bien común, con el compromiso de eliminar con rápides todo lo que dañe y favorece la desigualdad social. Es indignante observar como el máximo gobernante de este país, no le interese en lo más mínimo el bienestar de los ciudadanos, que no le interese el caos que está provocando, el irreparable daño que le está generando a los mexicanos, en seguridad, salud, educación, alimentación entre otros.

Se observa en la conducta de estos seudo políticos que su único interés es la ambición, la avaricia por poseer de manera fácil riqueza, poder y perpetuarlo sin importar el precio, enfocan toda su energía en buscar los caminos para lograrlo a costa de lo que sea, como robar, pisotear, ultrajar, injuriar o calumniar. Lo peligroso es que, en ese deseo excesivo y voraz, no les importa destruir todo lo que se les ponga en el camino.

Imagínese un gobernante que no mienta, que se preocupe por todos los ciudadanos sin importar su condición económica, social, religiosa, cultural; conozca los principales problemas y les conceda prioridad a los importantes; de continuidad a los programas exitosos de sus antecesores; se capacite continuamente, que investigue como se han solucionado problemas sociales en otros países; cuente con la experiencia y preparación para resolver dificultades que se presenten y las resuelva con rapidez; se preocupe por dar una buena atención con calidad en los servicios públicos, que cuide la economía pública y privada, que administre el presupuesto público de manera racional, es decir, hacer más con menos; además que realice sus actividades con entusiasmo, precisión, conocimiento, amabilidad y esmero por atender  y satisfacer las necesidades de los ciudadanos.

Hay dos elementos esenciales para llevar todo esto a cabo, la visión a futuro y la innovación. La visión a futuro es simplemente estar atentos en las decisiones que se toman en el presente y saber las consecuencias que tendrán en el futuro, es decir, tener sumo cuidado en tomar decisiones que no sólo sean un paliativo temporal y en un futuro se compliquen tanto de manera que no se puedan solucionar. La innovación, que son las mejoras para transformar un producto o servicio, las iniciativas para brindar de la mejor manera posible los servicios. Consiste en incorporar los nuevos métodos, técnicas e innovaciones tecnológicas, dejando atrás elementos obsoletos. Para hacer cumplir estos principios, se necesita por supuesto de servidores públicos éticos, profesionales en su quehacer que se preocupen y ocupen en hacerlos realidad, recordemos que nosotros los elegimos, por ello debemos ser cuidadosos.

 

 

 

Autor

Susana Cepeda Islas
Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros. Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.