A LA BÁSCULA

Porfirio Muñoz Ledo 

Con el mismo título que uso hoy, en enero de 2020 escribí una columna dedicada a Porfirio Muñoz Ledo, a quien calificaba en ese tiempo como uno de los políticos más veteranos y más colmilludos de nuestro país, por lo que la historia reciente del país y la transición a la democracia, no se podían entender sin su presencia.

Integrante fundador —y fundamental— de la Corriente Democrática dentro del PRI, y que al cabo terminó dándole nacimiento al PRD fue siempre un político rebelde y frontal, que siempre dijo lo que pensaba y actuaba en consecuencia hasta el final de sus días. Desde aquella primera e histórica interpelación durante el sexto y último informe del entonces presidente Miguel de la Madrid, hasta convertirse en uno de los más ácidos críticos del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, a quien le entregó la banda presidencial el 1 de diciembre de 2018, en su condición de presidente de la Cámara de Diputados.

Como líder de la Cámara Baja estuvo el primer tramo del gobierno lopezobradorista, y aunque desde lo más alto del poder intentaron perpetuarlo en el puesto, él miso decidió renunciar y dejar la presidencia de la cámara.

Hace tres años en este mismo espacio escribí que: “Porfirio por la edad que tiene, ya está más allá del bien y del mal, él hoy puede hacer y decir lo que le dé su regalada gana, no tiene que andar cuidando formas para seguir construyendo su futuro político. Él sabe que la actual de diputado federal, es la última posición pública que habrá de ocupar en la que ha sido una intensa vida y carrera política.

“Recientemente, se ha convertido en uno de los críticos más incómodos del actual gobierno, por los cuestionamientos y críticas vertidas por el uso que se le ha dado a la Guardia Nacional en contra de los migrantes centroamericanos que buscan atravesar el territorio mexicano en busca del ‘sueño americano’”.

En la opinión de Porfirio, el papel que el gobierno mexicano venía jugando, era el de ‘border patrol mexicana’, rechazando en el mejor de los casos y reprimiéndolos en el peor, para que los migrantes, centroamericanos en su mayoría, no entraran a México y no se acercaran a la frontera norteamericana, no fuera a ser que Mr. Trump se fuera a enojar y luego ya saben cómo se ponía.

Muñoz Ledo decía en aquel momento recio y quedito, que en Morena se estaba viviendo una involución, y se estaban adoptando actitudes semejantes o peores que las que tenía el PRI 20 años atrás, simulando que el país era democrático

“Yo no quiero un partido de Estado, queremos un partido democrático. De lo contrario, volvemos al pasado», decía, y cuando intentó en tribuna de la cámara mostrar videos e imágenes que sustentaran su dicho de que se reprimía a los centroamericanos, le negaron la palabra.

Desde aquél momento me parecía que Porfirio no estaba ya para estar ‘aguantando a cabrones’, y por el trato que le habían venido dando hasta los compañeros de su propio partido, preparaba ya su salida de Morena, aunque sin salirse de la ‘4T’, porque donde se pensaba refugiar era en el PT.

El remate de aquella columna decía: “Pero si desde dentro no lo controlaban, desde enfrente menos. Hoy Muñoz Ledo está como para decir lo que quiera, ya está lejos del bien y del mal. Ni modo que esté pensando en postularse en el 2024 para presidente de la República”.

Este domingo, a sus 89 años de edad, Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega como era su nombre completo, falleció.

Acostumbrado como siempre estuvo a decir las cosas por su nombre, a disentir con quien fuera cuando no estaba de acuerdo, y a actuar de acuerdo con su decir, fue considerado siempre un personaje y político polémico y controvertido, pero es de esos que muchos lo admiraban y otros tantos lo odiaban, pero para nadie Porfirio fue ignorado, odiado o amado, pero siempre había motivos para hablar de él.

Se fue pues, una de las mentes más brillantes de la política y uno de los pocos de la vieja guardia que fueron fundamentales en la construcción de la democracia en el país, como lo fueron y han sido otros como Rosario Ibarra de Piedra, Ifigenia Martínez, Amalia García, Gilberto Rincón Gallardo, Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, entre otros, y de cuya talla hoy no vemos en el amplio espectro de la política nacional.

¡Descanse en paz!

 

laotraplana@gmail.com.mx

 

@JulianParraIba

 

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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