PREGONERO | Un extraño y mal organizado primer debate

Un extraño y mal organizado primer debate

Quién sabe por qué desde que se implementaron los debates entre candidatos a cualquier cargo de elección popular, pareciera que se experimenta con distintos formatos que terminan más por afectar el ejercicio, que por hacerlo interesante.

Las malas costumbres se heredaron de Gabriela de León a Rodrigo Paredes, y otra vez el Instituto Electoral de Coahuila decidió dejar la conducción del primer debate de candidatos a la gubernatura del Estado a dos periodistas foráneos: Sandra Romandía y Javier Solórzano.

Los organizadores del debate permitieron que los periodistas jugaran un papel más de entrevistadores, que de conductores de un debate, y terminaron convirtiendo el ejercicio en una serie de interrupciones innecesarias, impidiendo que los candidatos terminaran la idea.

Y no pongo en tela de juicio la preparación y trayectoria de ambos periodistas, que de hecho en pleno debate aprovecharon para dejar claro su carrera, sino que, al ser ajenos a Coahuila mostraban más una preparación documental que vivencial, lo que no pasaría con algún académico o politólogo coahuilense.

En un debate político, los protagonistas deberían ser los candidatos, no los conductores, estos últimos llevaron en varias ocasiones a Lenin, Manolo, Guadiana y Mejía a debatir contra ellos.

En muchas ocasiones los candidatos se mostraban contrariados sobre el formato del debate, pues no sabían si seguir hablando de las pocas propuestas o contestar las interrupciones de los conductores.

EL PÚBLICO CREYÓ QUE, LITERALMENTE, IBA A UNA PELEA DE GALLOS

Quizá a los asistentes que acudieron al Teatro Nazas en Torreón no les leyeron la cartilla a tiempo, quién sabe a quiénes llevarían los candidatos como invitados que tuvieron un comportamiento reprobable.

Como si se tratara de una pelea de gallos en cualquier palenque, los asistentes interrumpían con rechiflidos, murmullos, gritos y porras, a todos los candidatos, haciendo incómoda la transmisión para los televidentes o quienes la veían en redes sociales, pues los encargados del audio dejaron abiertos los micrófonos en todo momento.

En más de una ocasión, los conductores amagaron –cual salón de clases- con suspender el debate si el público no se callaba. ¿Realmente es necesario que acuda alguien más que un equipo pequeño y cercano a cada candidato?

Los acompañantes de los candidatos deberían entender la importancia de los debates, y que quienes participan son los candidatos, no ellos desde las butacas.

En cuanto a los contratados por el IEC para el sistema de audio, nos dimos cuenta que sus micrófonos son muy buenos, pues captan cualquier mínimo sonido, por eso deberían apretar de vez en cuando el ‘mute’ de los candidatos que no están interviniendo, para evitar escuchar sus quejidos, respiraciones y ruidos de la garganta cada que pasaban saliva.

GUADIANA, STANDUPERO

Sin duda alguna quien amenizaba el debate era el candidato de Morena, Armando Guadiana Tijerina, quien –fiel a su estilo- aprovechó para aventar varios chascarrillos contra el tercer y cuarto lugar (según todas las encuestas), Ricardo Mejía del PT, a quien llamó traidor, y  Lenin Pérez, a quien llamó tramposo.

Guadiana estaba convertido en una especie de Franco Escamilla, pues aprovechó para sacar sus mejores chistes y aplicarlos contra quienes en algún momento fueron sus compañeros. Hasta aprovechó para pedir permiso de ir a hacer pipí y anunciar que rifaría su sombrero.

Y, como ya se esperaba, los ataques entre Guadiana y Mejía fueron el distintivo del debate. Los pleitos internos de Morena les siguen cobrando factura y muy seguramente así continuarán la campaña.

Siguen deshojando la margarita.

¿Y LAS PROPUESTAS APÁ?

Pues resulta que al menos dos de los candidatos olvidaron las propuestas o se les traspapelaron entre las hojas que llevaban, a pesar de que ese es el fin real de un debate.

Mejía y Guadiana aprovecharon el tiempo de cada intervención para echarse tierra y reclamarse, que para presentar más propuestas. Las quejas sobre el pasado fueron la recurrencia.

Solamente los candidatos de PRI-PAN-PRD, Manolo Jiménez, y el de UDC, Lenin Pérez, aprovecharon sus intervenciones para presentar propuestas.

Manolo dejó claro desde las primeras intervenciones que no entraría a la dinámica de dimes y diretes, sino que aprovecharía para presentar el plan de trabajo, y así lo hizo durante todo el ejercicio, siendo el candidato que más propuestas expuso en el debate.

Lenin, por su parte, se preparó y llegó al debate con buenas tablas para hacer intervenciones inteligentes y aprovechar la proyección que da el debate, a quien quizá es el candidato con menos cobertura mediática.

Autor

José Torres Anguiano
José Torres Anguiano
Reportero Multimedia. Periodista de barrio y contador de historias apasionantes.
Premio Nacional de Comunicación "José Pagés Llergo" 2017.
Premio Estatal de Periodismo 2015, 2016, 2017 y 2018.
Premio de Periodismo Cultural UAdeC 2016, 2018, 2021 y 2023.