A LA BÁSCULA

Está enojado el ‘Tío Sam’ 

Ni siquiera en la mente del ‘rey de los montajes’ –Genaro García Luna- se le habría ocurrido escribir el libreto de la telenovela en que se ha convertido el episodio de los cuatro ciudadanos norteamericanos que fueron ‘levantados’ en Matamoros, Tamaulipas, dos de los cuales fueron asesinados, uno más herido y el otro ileso; la forma en que fueron ‘rescatados’, y el remate de cómo supuestos integrantes del grupo Escorpión -del Cártel del Golfo- entregaron a los presuntos responsables, dejándolos atados en la caja de una camioneta, con un mensaje de ‘usted disculpe’ a los residentes de Matamoros, a la mujer mexicana que murió en el ‘fuego cruzado’, a los cuatro ‘gringos’ y sus respectivas familias.

Este último hecho demuestra lo que ya había dicho Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos en México, respecto de la preocupación de su gobierno por el control territorial que mantiene el Cártel del Golfo en Tamaulipas. Esto es, que vía ‘autoridades civiles’ gobiernan la entidad, tienen su propio sistema hacendario para recibir las ‘contribuciones’ de empresarios, comerciantes, industriales, vía el cobro de derecho de piso, controlan las corporaciones policiacas, y hasta le hacen al policía: lo que no pudo hacer el gobierno, lo hicieron los ‘Escorpiones’, encontraron a los supuestos responsables, los sometieron y los ‘consignaron’ a su manera ante las autoridades correspondientes.

Y este último hecho no hace sino reforzar también la versión de que la localización para el ‘rescate’ fue un asunto pactado, lo que evidencia el que junto a la cabaña donde estaban los ‘levantados’ fue estacionada la camioneta blanca que se hizo viral cuando los ciudadanos estadounidenses fueron subidos a su caja después del ataque armado. La colocaron a cielo abierto como si nadie la hubiera visto jamás. Fue como una especie guía: ahí donde está la camioneta, ahí estarán los ‘gringos’.

Y todo este entramado en el que las autoridades mexicanas reaccionaron con una rapidez y efectividad inusitada, pero ni así logran atemperar el enojo del ‘Tío Sam’, con todo y que el asunto tiene un alto tufo de negocios de drogas, por los antecedentes mismos de los ‘gringos’ levantados. Por todas las vías de las más altas esferas del gobierno del vecino del norte se ha hecho sentir al gobierno mexicano la molestia y el enojo por lo sucedido.

Senadores —republicanos, sobre todo—, han utilizado el episodio, para atizar más leña al fuego que previamente habían encendido con la propuesta de clasificar a los cárteles mexicanos —petición que no es nueva—, como terroristas, y con ello tener la excusa perfecta para una intervención militar de los Estados Unidos en nuestro país, para supuestamente combatirlos y exterminarlos.

El pedido más reciente nació de la idea de que más de 100 mil jóvenes estadounidenses han muerto en el último año, por el consumo del fentanilo que fabrican, producen y distribuyen los cárteles mexicanos. Los norteamericanos dicen que sus jóvenes están muriendo porque el gobierno mexicano no hace nada para evitar que el fentanilo llegue a su país.

El gobierno mexicano —históricamente, no es sólo el de este sexenio— ha sido siempre muy permisivo y tolerante con los grupos del narco, esa es una verdad de a kilo, pero una vez que la droga llega a nuestra frontera norte, la sur de nuestros vecinos ¿Qué hace el gobierno norteamericano para evitar la entrada de la droga a su país? ¿qué hace para evitar la distribución en todo su territorio? ¿Acaso los mexicanos pasan por ósmosis las toneladas y toneladas de la droga que consumen los ‘gringos’?

Lo cierto es que la frontera entre México y Estados Unidos es más porosa que un queso gruyere. Ambos fingen un control en sus aduanas, pero de aquí para allá han ingresado históricamente toneladas y toneladas de drogas de todos los cárteles mexicanos; y de allá para acá, vehículos ‘chuecos’ y armas que inundan nuestro país. ¿Cómo es sino con la complicidad de las autoridades del otro lado de la frontera que las drogas no solo entran a su país, sino que son distribuidas a niveles mayoristas y menudistas en todo su territorio? ¿Y nadie se da cuenta?

Y ¿cómo es que los autos ‘chuecos’ muchos de ellos robados en Estados Unidos y las armas ingresan a nuestro país y recorren todo el territorio nacional. No, el asunto es de mutua responsabilidad, y la solución debe ser de manera conjunta, dejar de hacerse tontos, dejar de participar eternamente en el ‘Juego del tío Lolo’ culpándose el uno al otro.

Lo que sí, potenciado por el caso de los cuatro ‘levantados’ en Matamoros, hoy como desde hace muchos años no se veía, el ‘Tío Sam’ está enojado con el gobierno mexicano, y no es de los que reparten abrazos en vez de balazos; no es de los que se conforman con un ‘usted disculpe’ de los grupos del narco. Habrá que estar pendientes, porque a esta telenovela, me parece, le faltan todavía varios capítulos por estrenarse. Al tiempo.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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