Fara fara: la música saltillense con origen francés 

De acuerdo con el historiador Carlos Recio Dávila, fueron soldados franceses los que introdujeron su característico sonido a la capital coahuilense en 1864

El fara fara deriva del vocablo francés que significa “banda”. Sin embargo, no sólo el término de este ensamble musical popularizado en ciudades del norte de México como Saltillo, Coahuila, proviene de Francia.

Y es que, de acuerdo con el historiador Carlos Recio Dávila, su génesis, al menos en la capital coahuilense, se debe en gran parte a la presencia de ciudadanos de aquel país en tierras saraperas.

“En 1864 hay tropas francesas que llegan a Saltillo y aquí, en particular, hay un regimiento de cazadores, el Décimo Segundo Regimiento de Cazadores, que son soldados de infantería y entre las características que tenían, traían instrumentos musicales. Ellos ofrecen conciertos en la Alameda Zaragoza con polkas y chotises”, compartió con El Heraldo de Saltillo. 

“Durante la Intervención Francesa, que en Saltillo fue de agosto de 1864 al mes de abril de 1866, lo que podemos suponer es que hubo algunos saltillenses que pudieron aprender o que los franceses dejaron algunos instrumentos y que así entró este tipo de música proveniente de Europa. El fara fara, a fin de cuentas, utiliza un instrumento que es típicamente parisino, que es el acordeón, aparte del contrabajo y la guitarra”, profundizó.

DIGNOS REPRESENANTES 

De pocas palabras pero diestros en su acordeón y docerola, que tras el paso de los años se han convertido en sus inseparables compañeros de andanzas, Reinaldo Alonso, de 75 años, y Juan Martínez Sánchez, de 63, integran el conjunto fara fara “Vencedores del Norte”.

“200 pesos cada quien”, dice don Ramiro al preguntarle cuánto ganan por día gracias a las monedas o billetes que la gente les regala cuando entran a tocar a algún restaurante del primer cuadro de la ciudad para amenizar por unos minutos su estancia y, a veces, romper el silencio que se forma entre los comensales concentrados en sus alimentos.

“En los restaurantes tocamos una o dos canciones y se hace la coperacha entre los que les gusta, por eso andamos aquí, aunque nos den poquito”, platicó.

Canciones como “Las Tres Tumbas” y “Agustín Jaime” son algunas de las que este dueto toca “de memoria y sin ver”, como señalan sus integrantes.

“Nosotros tocamos puras canciones viejitas, corrido viejitos que ya casi no se oyen. Tenía 19 años cuando empecé en el fara fara, ya voy para 60 años tocando”, rememoró el acordeonista.

“Yo ya no jalo en otra parte, nomás en esto. Tengo como unos 30 años”, agregó don Juan.

¿SE ACABÓ LA MÚSICA?

Aunque sus hijos y nietos no se interesaron por la música de fara fara, ambos coinciden en que no les preocupa cuánta vida le queda al género que tocan, porque mientras ellos tengan la propia estarán listos con botas, sombrero y, lo más importante, instrumentos en mano y sus voces para entonar “quisiera que me hicieras mucha falta y gritarte que regreses, pero aquí no hay novedad”.

Por su parte, el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores en México, académico y profesor investigador en la Universidad Autónoma de Coahuila, remarcó que, si bien hace unas décadas era común ver decenas de fara faras sobre el bulevar presidente Cárdenas de Saltillo, esperando ser contratados para algún evento, ahora cuando mucho se encuentran menos de ocho por esta zona nutrida de cantinas, otro de sus escenarios comunes.

“La mayoría de sus músicos son gente ya adulta, grandes. Lo que es más de los jóvenes es la rondalla, tríos, mariachis, que son netamente mexicanos. Tenemos esa herencia de la presencia francesa en el noreste que, de alguna manera, prevalece pero que corre el riesgo de desaparecer”, enfatizó Recio Dávila. (OMAR SOTO / EL HERALDO)