El neoliberalismo cede su lugar al Estado
Existe una tensión histórica entre neoliberalismo y Estado. El primero aborrece el control, y el segundo lo despliega constantemente. El campo de acción del primero es el mundo y no conoce fronteras, mientras que el segundo se debe a la nación y establece demarcaciones. El neoliberalismo es individualista y aborrece la tradición, en tanto el Estado es comunitario y atiende las costumbres. Durante los últimos treinta años, los postulados del neoliberalismo conquistaron el mundo. Ya no más.
El orden liberal internacional se derrite. Se cierra una era regida por la supremacía norteamericana, el neoliberalismo y la globalización, para dar paso a la multipolaridad, el Estado y las economías regionales/locales. Como comenta en un reciente ensayo la analista económica Rana Foroohar, la globalización –impulsada por la doctrina neoliberal– ha terminado: “Contar con gobiernos autocráticos para suministros cruciales siempre fue una mala idea. Esperar que países con economías políticas muy diferentes se atuvieran a un régimen comercial único era ingenuo. Contaminar el planeta para producir y transportar bienes de bajo margen a largas distancias no tenía sentido ambiental. Y mantener tasas de interés históricamente bajas durante tres décadas ha creado burbujas de activos improductivas y peligrosas”.
Ante los tectónicos cambios, el Estado anuncia su regreso. La pandemia y su consiguiente inestabilidad económica, el cambio climático con sus innumerables riesgos y desafíos, así como una creciente competencia geopolítica mundial son algunas de las principales razones. Estados Unidos y la Unión Europa anuncian políticas económicas proteccionistas y de subsidios masivos, violando las otrora intocables reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En su primer discurso sobre el Estado de la Unión 2023, el presidente Biden fue enfático: se seguirán ampliando los programas de gobierno y se sostendrán con alzas a impuestos a ricos y compañías multinacionales.
En México, nadamos contracorriente. La administración lopezobradorista no solo no fortalece las capacidades del Estado, sino las debilita. Peor aún, además de la pérdida de algunos de los mejores cuadros burocráticos del país, la presente administración descuida el sector educativo, cierra el mercado energético, desprecia la ciencia y tecnología, e invierte en proyectos de infraestructura inservibles. Imposible aprovechar así la oportunidad única que significa el nearshoring, el cual necesitará de una fuerza laboral altamente preparada; cuantiosas inversiones en infraestructura, energías renovables y ciencia y tecnología; y un Estado administrativo fuerte.
Estamos frente a un cambio de era. Ante tiempos de mayor incertidumbre, el Estado –en un contexto de libertades y democracia– inevitablemente toma el asiento delantero. Inclusive Estados Unidos, la cuna del neoliberalismo, cambia de parecer. Sin embargo, en México le conferimos la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca a una autocracia comunista, salida de la Guerra Fría.
Fe de Erratas
En el artículo pasado, “Popularidad por cacahuates”, comentamos que de 2018 a 2020 la pobreza aumentó 7.3%, y la pobreza extrema 24.1%. Son cifras erróneas, al no considerar el aumento poblacional: es 2% (3.8 millones) y 1.5% (2.1 millones), respectivamente.
@FernandoNGE
fnge1@hotmail.com
Autor
- Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
Otros artículos del mismo autor
- OPINIÓN19 noviembre, 2024PLAZA CÍVICA
- OPINIÓN12 noviembre, 2024PLAZA CÍVICA
- OPINIÓN5 noviembre, 2024PLAZA CÍVICA
- OPINIÓN29 octubre, 2024PLAZA CÍVICA