COMO DECÍA MI ABUELA  

«Las apariencias»…

En el jardín de la abuela había de todo un poco. Lo mismo encontrábamos hierbabuena para el caldo, rosas y tulipanes que embellecían el lugar y hasta chiles de diferentes especies. Desconozco el nombre, pues mi abuelita llamaba «chile de monte» a unos pequeños y verdes parecidos a chícharos o «chile bolita» a otros que cuando maduraban, adquirían un tono morado oscuro. Éstos últimos, fueron la tentación de un bisnieto, que fué a la sala a pedirle «uvas» a mi abuelita. Ella le advirtió que eran chiles, pero el chiquillo estaba tan tentado que no se resistió a probar el delicioso fruto. Cómo imaginará el lector, la criatura se dió cuenta muy tarde de su error, y mientras su madre lo consolaba y le brindaba agua y leche para aplacar el picor, mi abuela reía por la travesura mientras le decía: -ves, yo te dije «las apariencias, engañan».

El día 31 de octubre, se localizó el cuerpo sin vida de Ariadna Fernanda en la carretera conocida como La Pera-Cuautla en el Estado de Morelos. El fiscal de aquél estado, Uriel Carmona informó que la muerte se produjo por broncoaspiración, derivada de un excesivo consumo de bebidas alcohólicas. Luego de éstas declaraciones, familiares y colectivos feministas exigieron respuestas ya que, el cuerpo de Ariadna presentaba signos de violencia, por lo cuál, se realizó una segunda necropsia dónde se concluyó que la muerte de Ariadna se produjo por «trauma múltiple que se clasifica de mortal» según lo aseveró Ernestina Godoy, fiscal de la Ciudad de México.

Luego de lo anterior, la Jefa de Gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum, acusó a la fiscalía de Morelos de tener nexos con el presunto feminicida Rautel N, quién, según aseguró Sheinbaum, tiene diversos negocios con domicilio fiscal en aquélla entidad.

Por su parte, el Gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, recordó que es competencia del congreso estatal la designación y destitución del fiscal, y pidió que se evalúe su desempeño en este y otros casos de feminicidio en Morelos.

A su vez, el presidente López Obrador, recomendó que la Fiscalía General de la República atraiga el caso y lo evalúe con «un enfoque en derechos humanos», además, aprovechó para externar «todo su apoyo» para Claudia Sheinbaum y Cuauhtémoc Blanco.

Cada una de las autoridades mencionadas, ha contribuido a revictimizar a Ariadna y a hacer de este, una vez más, un circo mediático para ganar puntos en la opinión pública. Estos servidores públicos tienen muy claro que «las apariencias, engañan» y por lo mismo, mientras se fingen preocupados por la situación, la aprovechan para sacar partido y quedar cómo los buenos de la historia. ¿Cómo iba Claudia Sheinbaum a desaprovechar la oportunidad de sacar unos puntos más de aprobación por encima de Cuauhtémoc Blanco y así, mostrarse como una clara decisión para su partido en las próximas elecciones presidenciales? ¿Era de verdad necesario compartir los videos en los que se ve el cuerpo inerte de Ariadna para demostrar que hacía su trabajo? ¿Qué no es su deber observar y hacer cumplir las leyes, también la llamada «Ley Ingrid»? ¿En verdad le preocupan los feminicidios en Morelos a su gobernador, o sólo está buscando un chivo expiatorio para «lavarse las manos»? ¿Es creíble que el presidente muestra su apoyo a los dos personajes arriba mencionados, a pesar de las serias acusaciones de encubrimiento, o sólo quería mostrar unión dentro de su partido frente a «sus detractores»? ¿La declaración del fiscal de Morelos, dista mucho de las declaraciones hechas en otros estados  cómo en Nuevo León o Jalisco, frente a casos recientes de desapariciones y feminicidios? ¿Hasta dónde la justicia rápida y expedita, el debido proceso y los derechos de las víctimas, se pueden pisotear, estirar y moldear para usarse con fines políticos? ¿Hasta cuándo los cuerpos y las vivencias de las mujeres se seguirán explotando en beneficio de la clase política de México?

Más vale que se pongan a hacer su trabajo, porque su aparente incompetencia ya no engaña a nadie, al contrario, cada día estamos más seguras de que las mujeres no les importamos (basta ver la irrisoria cantidad destinada en el presupuesto anual por el Gobierno Federal para el combate contra la violencia de género) y que más que negligencia, sus actuaciones son indicios muy claros de la corrupción a la que se prestan para encubrir la violencia feminicida que inunda las noticias de nuestro país. Si queremos un México justo, necesitamos más funcionarios con una perspectiva de género feminista, que ponga en el centro la raíz del problema el contexto machista, corrupto y feminicida en el que vivimos.