A LA BÁSCULA

No lo normalicemos 

Por alguna razón, el caso de la desaparición de la joven regiomontana Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, de apenas 18 años de edad, el pasado sábado 9 de abril se hizo viral a través de las redes y atrapó la atención de todos los medios de comunicación, incluidos los llamados ‘nacionales’, las grandes televisoras, y eso ha permitido que autoridades de Nuevo León, ahora ya apoyados por la federación y varias entidades más, entre ellas Coahuila y Durango, realicen esfuerzos para lograr su localización.

Desgraciadamente también lo que vino a poner al descubierto es que ella es apenas un caso de los más de 300 de mujeres desaparecidas en lo que va del año en el vecino estado, así la mayoría de ellas hayan sido localizadas.

Pero Nuevo León no es el único estado donde se ha desatado este terrible fenómeno. La Ciudad de México, el Estado de México y muchos estados más del país registran casi diariamente la desaparición de mujeres, de jovencitas, de niñas y de niños, muchos de los cuales han aparecido pero ya sin vida, solamente se recuperan los cuerpos, y en la gran mayoría de los casos, sin que haya detenidos, es decir, México es el país de la impunidad, aunque se nos prometió que ya no iba a haber ni violencia, ni impunidad —entre otros muchas flagelos más que se iban a desterrar del territorio nacional—.

Con el caso de Debanhi, creo que ha llegado el momento en que todos, como sociedad, debemos hacer un alto en el camino y establecer un parteaguas, un antes y un después en el que ya no haya casos de desapariciones y mucho menos de feminicidios. Es momento de la reflexión, de todos como sociedad, como abuelos, como padres, como hermanos, como hijos, como amigos, y todos juntos debemos exigir, pero también caminar juntos, a la par, con las autoridades de los tres niveles de gobierno, porque este es un tema sensible que nos lastima a todos.

De pronto pareciera que como sociedad hemos venido normalizando la violencia contra nuestras mujeres, y cada vez que una desaparece, no nos merece más allá de expresiones como ‘hay pobrecita, tan jovencita’, ‘hay ojalá que aparezca pronto’, pero ¿qué estamos haciendo o estamos dispuestos a hacer para aportar nuestro granito de arena y evitar más desapariciones o feminicidios?

Las que están desapareciendo, siendo violentadas, atacadas, violadas y asesinadas son nuestras mujeres y, ¡por Dios! Ya si eso no nos mueve como sociedad, no sé qué es lo que va a venir a tocar nuestras más sensibles fibras, porque las víctimas son nuestras nietas, nuestras hijas, nuestras novias o esposas, nuestras hermanas, y aún nuestras madres, así no sean de nuestra familia por lazos sanguíneos. Todos nos tendríamos qué solidarizar, no para ir a buscarlas o para rescatar sus cuerpos, tendríamos que cerrar filas y uniros para que no haya una sola más que desaparezca, que sea violentada, que se violada o asesinada.

Es momento de actuar ya. Gobiernos, sociedad, organizaciones, iglesias, universidades, empresarios, todos.

Si bien en nuestra entidad en general o La Laguna en particular no es de las regiones que tengan ya encendidas las alarmas, sí hay focos amarillos y no tenemos que esperar a que se nos presente una situación de alarma para empezar a actuar. En otros tiempos y con temas igualmente terribles, acá nos desentendíamos porque fenómenos negativos los veíamos como ‘muy lejos’, como ‘eso pasa en otros lados, pero aquí no va a pasar’.

Así nos sucedió con la violencia, hasta que llegó un día en el que casi sin darnos cuenta, la teníamos ya metida hasta la cocina, y nos provocó dolor y muerte, y dejó huellas que van a ser difíciles de borrar.

También nos ocurrió cuando veíamos en la televisión, balaceras y asesinatos en escuelas de Estados Unidos, incluyendo ya hasta primarias donde muchos niños han perdido la vida. Igual los veíamos como algo muy lejano pero que a nosotros no nos pasaría. Se registró un caso en Monterrey y como si esta ciudad estuviera del otro lado del mundo lo seguíamos viendo como algo lejano imposible de alcanzarnos. Hasta que nos sucedió en Torreón y sacudió las conciencias no sólo de los laguneros, sino a nivel nacional.

No veamos el problema de la violencia en contra de nuestras mujeres como algo lejano que aquí no va a pasar –porque además está pasando, quizá de manera silenciosa, pero está pasando-, no normalicemos la violencia contra las mujeres en ninguna de sus formas, así no sean de nuestra familia, no esperemos a que la violencia alcance a una de las de casa para levantar la voz y empezar a actuar.

Sí, las oraciones y las expresiones de ‘Dios quiera que aparezca pronto’ no dejan de ser bienvenidas por las familias de las víctimas, pero lo mejor es pasar de los dichos a los hechos. Empecemos a actuar, todos, pero ya, antes de que en el estado, o en nuestra Comarca, tengamos que sufrir, padecer, momentos como por los que atraviesan muchas familias, como la de Debanhi por mencionar un caso, el más icónico de los últimos días en todo el país. Por favor, hagamos algo ¡Todos!

 

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@JulianParraIba