DESDE MI ESCRITORIO

Necesitamos niños felices

El principal objetivo de los padres es tener niños felices. Está, sin duda, ha sido una preocupación constante, en lo particular de mi esposa y mía y creo que también, de muchos padres de familia, que conozco.

Tener miedo, ser agresivo, compartir o ser feliz es algo que se hereda, pero que también se aprende.

Cuando el entorno es feliz, los niños aprenden a su vez a ser felices, como un niño que, desde bebé, nota que importa a sus padres, que atienden a sus balbuceos, sus necesidades y que cuidan su educación, su alimentación o sus cuidados más básicos.

Buscando y pensando las distintas claves para conseguir tener niños felices, quise compartirlas en esta colaboración:

  • Desarrollar una actitud de gratitud y reconocimiento, mostrando respeto por las cosas, enriquece el crecimiento en el entorno familiar de los niños, así como favorece su estabilidad mental.
  • Una educación positiva hace que los niños sean más seguros y crean más en sí mismos. Una persona positiva controla mejor su mente, interpreta mejor la realidad y es capaz de alcanzar una felicidad plena.
  • Las etiquetas perjudican y limitan el desarrollo de la identidad de los niños por lo que, en lugar de regañar diciendo que es un niño malo, es mejor decirle que es un niño bueno, pero que se está portando mal.
  • Además de no etiquetar, es importante no dramatizar, educando a los niños para que den el justo valor a cada cosa y puedan aprender a diferenciar los detalles importantes de la vida.
  • Los logros personales hacen a los niños felices ya que, los niños son más felices cuando consiguen sus objetivos por méritos propios.
  • Asimismo, es importante desarrollar la autonomía de los niños dejando que jueguen solos o que hagan algunas tareas sencillas del hogar.
  • También es importante educarlos para que desarrollen su inteligencia emocional, siendo capaces de regular y controlar sus emociones para resolver los problemas pacíficamente.
  • Según estudios, hasta que los niños cumplen los 2 años, sus experiencias, como aprender a hablar o a andar, están llenas de afecto y, a través de su memoria, pasan a formar parte de su personalidad.
  • A partir de los 2 años, los niños disfrutan siendo observados con cariño, ganando fuerza en su educación los elogios y las muestras de aprobación de las personas que aprecian.
  • Con 7 u 8 años, aparecen el orgullo y la vergüenza. Hay que estar presentes, apoyarlos y escucharlos.
  • Hacia los 10 años, empiezan a darse cuenta que deben controlar sus sentimientos.

Como padres, debemos tener en cuenta que hay factores que influyen en su felicidad, e incluyen todo lo que nos rodea y también la genética heredada, de eso sin duda, no se pueden salvar.

Este mundo necesita niños felices, ante todo el “tsunami” de influencias negativas que existen, tanto en la red digital, como en el mundo exterior, la convivencia y los valores familiares son fundamentales.

PUNTO Y APARTE

Un dato del conflicto entre Rusia y Ucrania: Unos 5.3 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa el pasado jueves, según estimaciones de la ONU.

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, desde que iniciaron los ataques el pasado 24 de febrero hasta ayer, el 2 de marzo, había un total de 4.3 millones de desplazados internos, mientras que un poco más de 900 mil ucranianos habían huido hacia otros países.

Ojalá este tema, termine pronto.

La frase: Da sin pretender. Ama sin depender. Escucha sin defender. Habla sin ofender. ¡Ánimo!

 

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Autor

El Heraldo de Saltillo
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