Qué es la sordera neurosensorial y cómo tratarla

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Cuando existe un daño en el oído interno, en el nervio auditivo (el que va del oído al cerebro) o al mismo cerebro, se produce un tipo de pérdida de la audición o hipoacusia que se denomina sordera neurosensorial.

Entre los síntomas más comunes de este tipo de sordera se encuentra que algunos sonidos parecen demasiado fuertes en uno de los oídos; problemas para entender conversaciones cuando varias personas están hablando; dificultad para escuchar en áreas ruidosas o la dificultad de entender algunos sonidos, entre otras más.

De hecho, también existe, en algunos casos, sensación de perder el equilibrio o marearse, así como zumbido en los oídos.

Pero, ¿Cuál es la causa de la hipoacusia neurosensorial?

Entre las más comunes se encuentra la hipoacusia congénita, el envejecimiento, la exposición a ruidos fuertes, lesión craneal, la genética, una enfermedad o reacción adversa a medicamentos.

Generalmente se trata de un daño en la parte interna del oído, donde se encuentran las células pilosas diminutas, encargadas de transformar los sonidos en señales eléctricas que luego son llevadas por nervios al cerebro. La sordera neurosensorial es causada justamente por un daño a estas células, a las fibras nerviosas o al mismo nervio que traslada la señal.

Esta enfermedad puede presentarse tanto al nacimiento (cuando es adquirida de manera congénita) como en la niñez o la vida adulta, sobre todo en la vejez.

Dependiendo del nivel de pérdida de audición, un médico especialista, por lo general en Otorrinolaringología, determinará el tratamiento adecuado y la utilización de herramientas que amplifiquen el espectro de escucha.

Bien podrían ser recomendados aparatos auditivos con un volumen adecuado, como amplificadores telefónicos, o -cuando se trata de un caso grave- un implante coclear puede ser la solución. En este caso se trata de una cirugía para colocar el aparato, que hará que los sonidos parezcan más fuertes.

Sin embargo, debido al poco conocimiento generalizado sobre esta enfermedad, muchas veces no es diagnosticada a tiempo, sobre todo en consultorios de primera atención, por lo que, si alguno de los síntomas persiste luego de la revisión de un médico general, es necesario y urgente que sea diagnosticada y tratada por el otorrinolaringólogo.

Para su detección no es necesario algún examen complejo, pues suele bastar con un historial clínico bien detallado, una otoscopía (revisión del oído desde la parte externa hasta la interna) y una acumetría (prueba para determinar en qué parte del sistema auditivo se encuentra una lesión y su tipo).

Cuando se da el primer diagnóstico de una posible sordera neurosensorial, ésta se confirma mediante una audiometría, que consiste en un examen para evaluar la capacidad de escuchar sonidos, mismos que varían en volumen y velocidad de vibración de las ondas sonoras.

Un tratamiento iniciado a tiempo ofrece mejores pronósticos de recuperación auditiva, además, el correcto uso de aparatos auditivos profesionales, en caso de ser necesarios, ofrece a los pacientes una considerable readaptación a la vida normal.

Reiteramos, sin embargo, que la opinión de un especialista en el área y la revisión adecuada serán siempre la mejor alternativa ante cualquier padecimiento.

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El Heraldo de Saltillo
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