PIELES

Un debut polémico y atrevido en su propuesta estética, un filme que resume influencias de un cine que no es manjar para todos los paladares, cierto, pero que revitaliza la estética de lo freak, elevando la vara en materia de esperpento y de complicidad con el espectador que entiende el cine como una invitación para reconocer comportamientos sociales.

Esta es la película con que debuta en el cine Eduardo Casanova que ha dividido a la crítica y a los espectadores, provocando una ola de comentarios que van desde elogios en festivales hasta insultos marcados por el prejuicio en las redes sociales no solo porque el director sea gay, sino porque su película “Pieles” es un trabajo hecho en tonos pastel que exacerba, eleva a protagónicos y nos pone por delante de los ojos a seres deformes y maltrechos en su físico que, no obstante, son seres hermosos que anhelan ser reconocidos como personas y que de inmediato nos trae a la memoria esa obra maestro que fue “Freaks”.

“Pieles” puede ser un filme imperfecto, lleno de excesos a ratos y con ciertas lagunas en su guion, pero nadie puede negar que el joven director se la juega desde su impactante inicio, donde el desnudo se entremezcla con los tonos pastel de su puesta en escena y en cuyo relato se desliza una abierta cachetada a lo que solemos llamar “normalidad”.

Esta película es un relato coral donde cada personaje sufre traumas que no solo se relacionan con la deformidad de su cuerpo sino, además, con traumas, complejos y manías que se entrelazan con la dura convivencia diaria en una sociedad en que los seres “comunes y corrientes” prácticamente no existen.

La historia inicial -un pederasta con problemas de conciencia que tiene sexo con una niña de once años sin ojos- marca la pauta de esta película, que oscila entre el esperpento, el espanto y la ternura por partes iguales y que no deja indiferente a nadie.

Esa niña crecerá, tendrá diamantes rosados en sus ojos y la identidad del pederasta será un dato no menor en la historia que va incorporando, con astucia, más personas deformes (incluso a “normales” que desean serlo, como el chico que desea perder sus piernas para ser una sirena), algunos de los cuales son grotescos -la chica que tiene su ano por boca-, dramáticos -una mujer con sobrepeso que aspira a ser acariciada-, patéticos -un triángulo amoroso donde se entremezclan las diferencias- y desesperanzados -una enana que trabaja disfrazada de animal en la TV y que solo desea tener un hijo-, todos los cuales se pueden interpretar como símbolos de la diferencia en un país que no sabe lidiar bien con la deformidad corporal y psicológica.

Desde luego cada uno de esos personajes sufre el rechazo de un medio que no los tolera, no los acepta y siempre busca aprovecharse de ellos, además el director Casanova los ubica en situaciones cotidianas muy reconocibles como la consulta con una psiquiatra, problemas de incomunicación con la familia, funerales, entornos marginales, agresiones y maltrato laboral.

Los elementos estéticos y narrativos de ‘Pieles’ estaban presentes en la labor que Casanova desplegó antes como cortometrajista, donde dio cuenta de estas preocupaciones en una vasta carrera que tiene algunos títulos muy memorables como “La hora del baño”, “Amor de madre” o “Fumando espero”, en los que trabajó siempre -como sucede acá- con el humor negro, los elementos característicos del terror, los guiños de la serie B y sobre todo la estética color pastel que en “Pieles” está presente de principio a fin.

El complejo universo temático del director está amplificado en este filme tan extraño como fascinante: existen metáforas visuales, temas que se van repitiendo, empleo de maquillaje para ir camuflando las deformidades reales y, sobre todo, el personaje de la madre como un ser castrador, que con su comportamiento anula la personalidad de un determinado personaje, todo esto teniendo una serie de canciones populares que ayudan a canalizar las emociones y los desajustes que viven los protagonistas de este filme tan trasgresor como humano en sus planteamientos morales.

La estética del director está igualmente reforzada en “Pieles”: una paleta de colores pastel que va del rosa claro al violeta oscuro, decorados minimalistas y con un estilo kitsch español que, era inevitable, recuerdan la etapa inicial de Pedro Almodóvar.

LOS BUENOS, LOS MALOS, LOS FEOS

Es evidente que un espectador que no sepa de la obra previa de Casanova y que se enfrente sin antecedentes a una película como “Pieles” puede amarla u odiarla por partes iguales, sobre todo porque lo que predomina es una estética extrema, el empleo de elementos sórdidos, situaciones inverosímiles, una crueldad sin límites y detalles de sutil ternura en un mundo donde predomina lo feo, lo marginal y lo grotesco, aunque la película no pretende (ni lo es) un tratado acerca de la deformidad y no alcanza la estatura de “Freaks” que sí constituía un análisis deslumbrante de la idea del monstruo, de lo deforme, de la otredad al igual como lo era “El hombre elefante”. de David Lynch y, en menor medida, “Máscara”, de Peter Bogdanovich.

Porque en estricto rigor, y luego del impacto inicial (que insistimos, se trata de un comienzo notable y cruel) y a pesar del empleo de los colores apastelados, de los decorados y vestuarios, de los maquillajes y máscaras solamente existe un código estético que el director tiene, pero que no es más profundo de lo que se muestra en pantalla.

Es, desde luego, una película que debe verse, discutirse, analizarse, porque constituye una apuesta de un director debutante que, a pesar de los pros y contras, resulta uno de los filmes más interesantes que está en la plataforma de Netflix, que solo por atreverse a tocar temas diferente y a reírse de lo mojigato que son los temas que cierto cine toca desde la vereda industrial.

Así, lo que “Pieles” busca es hablarnos acerca de cómo la parte física (lo exterior) nos condiciona dentro del entorno social, aun cuando esa piel no sea producto de nuestra elección. “Pieles” es la historia de gente físicamente diferente que por este motivo se han visto obligados a defenderse, recluirse o reunirse entre ellos.

El filme es el cruce entre la comedia y el melodrama y cuyos temas son provocativos: la pederastia torturada, madres que viven angustiadas o furiosas frente a cuerpos y rostros deformes y almas de una pieza. Es evidente que el joven Eduardo Casanueva tiene como referentes cinematográficos a directores como David Lynch, Todd Solondz, John Waters, Walter Russ Meyer, Roy Andersson y Pedro Almodóvar y, era que no, a Tod Browning cuyo “Freaks” debe ser una de sus películas de cabecera.

Para cerrar, una declaración rotunda de la impactante secuencia inicial que nos brinda “Pieles”: Una regenta de un prostíbulo, que exhibe las carnes fláccidas de su desnudez sin sentir un ápice de vergüenza, consuela a un pederasta que sufre por lo que siente, diciéndole que hay personas tan acostumbradas a sufrir, que ya ni sienten tristeza, les hagan los que les hagan, y es preferible maltratar a una piedra que a un hijo. El filme nos prueba esa terrible afirmación.

 

FICHA TÉCNICA: Título original: Pieles. País: España. Año: 2017. Duración: 77 minutos. Dirección: Eduardo Casanova. Guión: Eduardo Casanova. Casting: Pilar Moya, José Cerqueda. Dirección de Fotografía: José Antonio Muñoz Nono. Música: Ángel Eamos Escola. Edición: Juanfer Andrés. Dirección de Arte: Idoia Esteban. Sonido Directo: Álex Marais. Diseño de Sonido y Mezclas: David Rodríguez. Diseño de Vestuario: Carolina Galiana. Maquillaje Especial FX: Óscar del Monte. Maquillaje: Lola Gómez. Peluquería: Jesús Gil. Productores: Álex de la Iglesia, Carolina Bang, Kiko Martínez. Productores ejecutivos: Kiko Martínez, Carolina Bang. Diseño de producción: Eduardo Casanova. Dirección de producción; José Luís Jiménez. Intérpretes: Ana Polvorosa: Samantha, Candela Peña: Ana, Macarena Gómez: Laura, Carmen Machi: Claudia, Jon Kortajerena: Guille, Secun de la Rosa: Ernesto, Itziar Castro: Itziar, Antonio Durán Morris: Simón, Joaquin Climent: Alexis, Ana María Ayala: Vanesa, Eloi Costa: Christian, Enrique Martínez: Oliver, Carolina Bang Psiquiatra, Lucía de la Fuente: Lauea Niña, Mara Ballestero: Madame.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación