CÁPSULAS SARAPERAS  

El veneciano y un trozo de tela

En esta ocasión te platico de una que se armó, de un sanquintín que vieron y vivieron los vecinos de esta hermosa ciudad de Saltillo cuando aún no era ciudad ni se llamaba Saltillo, y es que el día 13 de marzo del ya lejano año de 1735, un veneciano, seguramente aburrido y fastidiado de su tierra, buscó un lugar más hermoso para vivir, encontrando esa caracteristica en lo que era la Villa de Santiago del Saltillo.

Pues bien, este hombre procedente de Venecia, Italia, se llamaba Pedro Victoria y era conocido por los vecinos con el mote de “Monteliviano”, quien frecuentaba relaizar sus compras de mandado en la tienda de abarrotes cuyo propietario era Francisco Fernández de Rumayor, de aquel que ya en otra ocasión te había platicado, que venía de Zacatecas y que se molestó mucho pues habían hablado a sus espaldas, y tanta fue la molestia que hasta una carta le envio al Rey Luis I de España. Pero volvamos a esta historia, esta historia en la cual “Monteliviano” fue a la tienda de comerciante a tratar de comprar tela. Mejor dicho a tratar de comprar unos trozos de tela, pues ese articulo fue el ocasionante del alboroto de la villa.

Dicen los testigos presenciales que el pleito entre el mercader y el veneciano empezó cuando este último pidió un descuento en el precio del trozo de la tela, a lo que don Francisco se negó rotundamente, y que cuando el abarrotero intentó quitarle la tela de sus manos al comprador, inició un jaloneo, hasta que de manera vivaz y hasta con alevosía, el veneciano soltó la prenda momento en el cual el vendedor cayó de sentón encima de unas velas, instante en el cual “Monteliviano” salió corriendo sin poder ser detenido por los mirones, corriendo a gran velocidad, gritando tontería y media, burlandose del vendedor y de los mirones.

Pedro Victoria, el Monteliviano, corrió, corrió y corrió hasta una iglesia, pensando que sería el lugar más seguro para resguardarse después de su comportamiento, pero para su mala suerte en sólo unos intantes toda la fuerza policial, que estaba conformada por dos elementos, llegaron al templo para detenerlo.

Esta es la historia de un señor que era mercader oriundo de Zacatecas, y de un comprador que venia desde Venecia, quienes pelearon por el precio de una tela, nunca sabremos si la tela era cara o barata, si después se hicieron amigos o no; tampoco sabremos si el vendedor se quemó al caer sobre las velas, pero lo que si sabemos es que ambos llegaron de otras tierras, porque querían vivir en la ciudad más hermosa del mundo, Saltillo.