LA MALDICIÓN DE LA CASA WINCHESTER

Con todo a su favor -una historia fascinante, la exquisita visualidad del estilo gótico, actores consagrados y un tono de comedia negra que siempre es bienvenida- este filme parte de manera notable, se estanca a medio camino y termina siendo una entretenida historia que narra lo que sucede a la viuda del inventor del rifle, quien asegura estar bajo los efectos de la furia de quienes murieron a causa de las armas de fuego. Fuera de eso, un espectador exigente lamentará que se haya desperdiciado una idea que pudo constituirse en un filme de excepción, pero que naufraga poco antes de arribar a puerto. Está en la plataforma de Netflix y bien vale que los espectadores la descubran para que den su veredicto personal.

La crítica fue despiadada con el filme “Winchester” al momento de su estreno. En Estados Unidos, el comentarista del Hollywood Reporter dijo claramente: «Coge una fascinante historia real y la simplifica y sensacionaliza para que encaje con unas convenciones de terror flojas y toscas».

Y es que el gran pecado de esta película protagonizada por la muy laureada actriz Helen Mirren es que parte de modo notable, decae a medio camino y termina en un final tan exagerado como innecesario, considerando que su material de por sí resultaba fascinante: la viuda del inventor del rifle vive recluida en un caserón lleno de pasajes laberínticos y escaleras que no conducen a nada, remedo de muchos escenarios de películas terroríficas que usan este efecto para espantar.

La mujer, Sarah Winchester, vive asustada y perseguida por fantasmas. Cree a pie juntillas que los espíritus de los muertos por armas de fuego se han unido desde el más allá para atacarla, buscando una tardía venganza. Ese personaje y la actriz que lo encarna, Helen Mirren, es lo más meritorio que tiene este filme, aparte del diseño de interiores que desde un principio atrae con sus decorados abigarrados y llenos de detalles por descubrir en cada plano.

Fuera de esto, abundan efectismos algo burdos y utilizados con exageración, desde las puertas que se abren con espantosos chirridos, muertos que claman venganzas increíbles y un conjunto de habitaciones tapiadas en un caserón cuyas escaleras suelen no conducir a ningún lugar y, lo que es peor, un argumento que a la media hora está agotado, a pesar del llamativo envoltorio visual que los directores de esta película, los australianos hermanos Spierig (responsables de la evitable octava secuela de “Saw”), confunden con estilo de cine fantástico y terrorífico.

Tal vez el verdadero tema era indagar en las repercusiones de la culpa, a partir de lo cual se podría haber realizado un magnífico análisis de cómo ese sentido de la culpabilidad genera el deterioro mental de la protagonista, lo que hubiese permitido entender el laberíntico escenario de la casa en medio de la bruma como una metáfora de su propio encierro (grande Stanley Kubrick, una vez más recordado por la maravillosa manera de entender un lugar, el Hotel Overlook, como una analogía perfecta de la decadencia del protagonista en medio de la nieve y la soledad). Pero eso no sucede, claro está, y el filme se desgasta como un juego entretenido e intrascendente, a ratos al borde del bochorno.

Así, todo queda supeditado a fantasmas malignos, un conjunto de momentos con los sustos típicos donde sube el sonido y todos ponen cara de no entender nada y en donde cada personaje es sospechoso, porque algo esconden, algo saben y no lo quieren decir y la presencia de la dueña de la mansión, tan misteriosa que termina siendo lo mejor de lo que ofrece el filme en su conjunto.

Definitivamente lo mejor de este filme es su trío de protagonistas, donde sobresale la veterana actriz Helen Mirren, acompañada de Jason Clarke, como el doctor que llega para ayudar a la viuda para que logre demostrar su sano juicio y, era que no, la casa, cuyo diseño de producción y su trabajo fotográfico adicional constituye una pieza maestra de diseño y oficio. Esta situación no resulta menor porque un escenario como éste es, sin ninguna duda, elemento clave para que se desarrolle una película que se inicia de modo notable, avanza y se va desvaneciendo en el camino y finaliza de manera fatal, perdiendo ese brío que debió tener siempre, sobre todo considerando el esfuerzo por generar atmósfera gótica.

Con sus yerros y sus méritos, se deja ver solamente como una historia entretenida, basada en un lejano caso real y que resulta una fallida aventura entre fantasmas, venganzas y laberintos varios.

FICHA TÉCNICA: Título original: Winchester aka. Año: 2018. Duración: 99 min. País: Australia. Dirección: Michael Spierig, Peter Spierig, The Spierig Brothers. Guion: Michael Spierig, Peter Spierig, The Spierig Brothers, Tom Vaughan. Música: Peter Spierig. Fotografía: Ben Nott. Reparto: Helen Mirren, Jason Clarke, Sarah Snook, Angus Sampson, Emily Wiseman, Laura Brent, Tyler Coppin, Dawayne Jordan, Jeffrey W. Jenkins, Thor Carlsson, John Lobato, Xavier Gouault, Jeff Lipary, Finn Scicluna-O’Prey, Homero López.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación