TERESA GURZA
Semana ésta en la que proliferaron los dichos por parte de personas que seguramente piensan que los mexicanos no tenemos memoria; y qué si al decirlos se mordieran la lengua, caerían cadáveres.
Fue precisamente en este aniversario ciento uno de nuestra Constitución que establece la separación entre Iglesia y Estado, cuando el clero mexicano retomó su actividad.
Lo hizo, sobre todo, en Guerrero y en la Ciudad de México; donde casualmente, o no, ese día entró en vigor su nueva Constitución.
Ahí, políticos de todas las tendencias acudieron a festejar al nuevo arzobispo de México, cardenal Carlos Aguiar Retes; quien recién llegado a la segunda diócesis más poblada del mundo, anunció que defenderá la libertad de cultos y mediará para lograr la unidad nacional. Ay Dios mío.
Y mientras el cardenal ofrecía banquete a cardenales extranjeros y a sus invitados mexicanos, en el conflictivo estado de Guerrero el obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, afirmaba haber “dialogado con los narcos y sus jefes, para encargarles cuiden a sacerdotes, seminaristas y religiosas”.
El prelado declaró lo anterior a The Associated Press; y de sus dichos dio cuenta el martes por la tarde, el diario Milenio.
Pero por lo visto le han hecho poco caso; porque son varios los sacerdotes asesinados.
Y justamente en la madrugada anterior a sus declaraciones, fueron muertos a balazos en la carretera entre Iguala y Taxco, los sacerdotes Iván Añorve Jaimes y Germaín Muniz García y un profesor que viajaba con ellos; quedando heridos otros dos acompañantes.
O pudiera ser que de tanto cuidarlos, llegaron a ser amigos; porque el fiscal de Guerrero Xavier Olea, aseguró que horas antes de estos crímenes, los sacerdotes asesinados convivieron y bebieron con delincuentes en un baile.
Al vincular a los curas con narcos, Olea mostró una foto donde aparece el sacerdote Muñiz con algunos capos, mostrando un arma de grueso calibre; lo que, en opinión del funcionario, prueba su pertenencia a un grupo criminal de la región, lo que detonó su asesinato por parte de otra organización rival del Estado de México.
De ser cierta la información que Olea ha proporcionado y que es negada por el obispo de Chilpancingo, cabe preguntar por qué no acudió la policía al festejo y no ha detenido a delincuentes, de los que hasta fotos tienen.
Hablando de crímenes, quien no pierde la oportunidad de hacerse presente en los medios de comunicación es el expresidente de roja memoria, Felipe Calderón; herido porque perdió la oportunidad de regresar a Los Pinos vía su mujer, está aprovechando los cargos que se hacen contra el candidato del PAN a la presidencia Ricardo Anaya, por usar dinero público para fines privados, para acusarlo de “simulación de personas y actos jurídicos con fines de lucro”.
A la cargada contra Anaya, sospechosa porque ocurre en momentos en que va subiendo en las encuestas, se ha sumado Andrés Manuel López Obrador: «Anaya es un mafiosillo, que tiene de maestro a Diego Fernández”.
Y el ex panista y hoy vocero de la campaña del PRI, Javier Lozano: “Usar perversamente una fundación, que tiene un objeto social noble, para lavar dinero es miserable de parte de Anaya. Es hipócrita, asqueroso, nauseabundo, son unos auténticos ladrones» dijo; y demandó investigar al ex Gobernador de Querétaro y a la Comisión Anticorrupción del PAN, “que son una bola de encubridores».
Y ya que recordamos a ex panistas, Margarita Zavala fue entrevistada por Jesús Alejandro Sánchez, del diario Milenio, al que entre otras cosas que seguramente pensó interesan mucho a la Nación, le dijo que ella no es una mujer aburrida “sino muy divertida”; que su libro favorito es la Biblia; que siempre trae en su bolsa imágenes religiosas y que es “pecadora estándar”, sin especificar los pecados que cometen los estandarizados.
Lo que sí aclaró, es que nunca, ni siquiera cuando fue diputada federal y local, (plurinominal porque no ha ganado elección alguna) ha dejado de dar clases. ¿Será qué a esa ocupación, debe el no haber destacado en ningún aspecto de su carrera legislativa?
Otro dicho digno de figurar en listas de cosas que no se entienden, es la respuesta dada por el titular de Gobernación Alfonso Navarrete, al ser consultado sobre lo afirmado por el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, acerca de la intervención rusa en las elecciones mexicanas.
“Sí hay indicios de esa intervención; pero deben confirmarse”, dijo
Por fin señor secretario, ¿hay o no hay?
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