«Sienten que es su obligación, ese es un fenómeno que sucede, que es muy real», dijo la directora de Luz y Esperanza
El sentimiento de obligación hacia la pareja es uno de los rasgos más comunes entre las mujeres que, pese a vivir situaciones de violencia, deciden permanecer con su agresor, quien generalmente es su cónyuge o pareja sentimental, señaló Rosa María Salazar Rivera, directora de la Asociación Civil Luz y Esperanza en Saltillo.
La activista explicó que, durante años, muchas mujeres han normalizado la violencia dentro de la relación de pareja, lo que las lleva a desarrollar mecanismos psicológicos que dificultan su salida de ese entorno, aun cuando existe el deseo de hacerlo.
“Hay situaciones que suceden en la relación de pareja que durante muchos años una mujer en violencia padecía un síndrome que se llama adaptación paradójica, entonces cuando llegan a una etapa de vida, ellas quisieran salirse, pero no pueden por las cuestiones culturales y porque están en ese síndrome”, expuso.
Salazar Rivera destacó que este sentimiento de obligación se refuerza especialmente cuando el agresor enfrenta problemas de salud, ya que social y culturalmente se sigue asignando a la mujer el rol de cuidadora, lo que propicia que muchas permanezcan en relaciones violentas.
“Hablemos de sus enfermedades, cuando ellos se enferman, le vuelven a adjudicar la obligación a la mujer de cuidarlos y ahí se quedan porque sienten que es su obligación, ese es un fenómeno que sucede, que es muy real, incluso hay hombres que abandonan el hogar, se van, pasan los años, se enferman y regresan con las mujeres a exigirles que los atiendan y lo hacen, porque no se han divorciado, nada más se fue”, detalló.
La activista, dedicada desde su Asociación a brindar apoyo a mujeres víctimas de violencia, subrayó que esta problemática está profundamente arraigada en una cultura que históricamente ha colocado al hombre en una posición de mayor protección y privilegio, mientras que a la mujer se le asignan roles de sacrificio y cuidado.
“El hombre está menos indefenso porque la cultura todavía sigue girando alrededor de los hombres, entonces necesitamos cambiar de cultura a una en la que las mujeres se sientan como el centro de la vida de ellas mismas, que crean que ellas tienen un valor, que podamos cambiar el guión de que las mujeres se meten en algunos cautiverios y entre ellos el de la madre-esposa”, enfatizó.
Finalmente, Rosa María Salazar reiteró la importancia de visibilizar estas dinámicas y de fortalecer el acompañamiento psicológico y social para que las mujeres reconozcan su valor personal y puedan romper con ciclos de violencia que se perpetúan por imposiciones culturales y sentimientos de obligación. (OMAR SOTO)







