«En la familia se almorzaba, se comía y se cenaba con el tema de la lucha libre», recuerda el gladiador saltillense
Una máscara plateada con un zorro en la frente es el distintivo del Zorro Plateado, leyenda de la lucha libre en Saltillo que sobrevive a través de su nieto, el Zorro Plateado Jr, quien lleva 22 años portando este nombre dentro de los cuadriláteros.
«Pertenezco a una familia de luchadores en la ciudad de Saltillo, tengo ya aproximadamente 22 años de carrera. Para mí, portar el nombre del Zorro Plateado ha sido un peso bastante grande porque mi abuelo fue el primer Zorro Plateado en la ciudad y forjó un personaje, una historia de respeto, amor y cariño hacia la lucha libre»
Ya que en un inicio su familia no estuvo de acuerdo de que se dedicara al deporte de los rudos y técnicos, el Zorro Plateado Jr comenzó su carrera en el mundo de la lucha libre en secreto. Fue el propio Zorro Plateado Sr, quien decidió entrenarlo tras verle aptitudes en este deporte
«A pesar de la negativa de la familia, se nos dio la oportunidad de subirnos a un cuadrilátero. Yo entrenaba por salud, por defensa personal incluso, él no sabía que yo ya estaba preparándome; en una ocasión llegó a la Arena Obreros del Progreso a saludar a la raza, a sus compañeros y amigos luchadores, y me ve arriba del ring; ahí fue el primer apoyo que él me dio», contó.
«En la familia se almorzaba, se comía y se cenaba con el tema de la lucha libre. Cuando acordamos, yo ya tenía como mes y medio luchando, fue cuando mi abuelo me dijo ‘si piensas seguir luchando, el nombre del Zorro Plateado Jr te lo doy a ti, mi hijo va a luchar como Hijo del Zorro Plateado'», señaló.
Mucha Lucha
Al igual que el iniciador del icónico personaje, muchas veces comparado con El Santo por el parecido de su máscara y su carisma, y quien se midió ante figuras como Canek, Blue Panther y Bulldog, el Zorro Plateado Jr ha luchado y hecho pareja con elementos de talla nacional e internacional como La Parka, Último Guerrero, Solar, Ultraman y Cibernético.
«Han sido tantas luchas que en estos más de 20 años he tenido que no tengo una cifra pero han sido muchas, de todas ellas ha habido siempre un aprendizaje. Desde rivales amateurs hasta luchadores estrellas, todos te enseñan algo arriba del ring», mencionó
«Los Hermanos Diablo fueron mis maestros en mis inicios y después se convirtieron en mis más grandes rivales. Como local, se me daba la oportunidad de recibir a las estrellas que venían a la ciudad y cuando yo viajaba, sobre todo al norte, también me daban la oportunidad de calarme con luchadores de esa categoría; incluso El Hijo del Santo nos conoce, nos hemos entrevistado, sabe de nuestra trayectoria», externó.
Luchador en el ring, maestro en el aula
Al guardar la máscara, mayor emblema de la lucha libre mexicana, el gladiador saltillense se convierte en alguien distinto. Las llaves y contrallaves y los espectaculares lances los deja para las arenas de lucha y se transforma en un docente; su otra faceta, nadie en las aulas la conoce ni sospecha.
«Aquel personaje fuerte se convierte en un maestro de clases, un maestro de aula, noble y cariñoso con sus alumnos, empático; muchas veces ocultando el dolor o las marcas de la pelea de un día anterior, fingiendo estar bien e íntegro, sobre todo para que los chicos no sospechen nada o no lleguen a preocuparse», platicó.
«Es una parte interesante llevar esa doble personalidad, curiosamente inicie igual mi carrera luchística con la docencia. Mis compañeros luchadores me conocen, entrenamos, viajamos juntos, sin embargo acostumbramos en los eventos de la lucha libre, llegar cubiertos con nuestra máscara hasta subirnos al coche para ir a nuestro hogar; procuramos conservar esa parte del misticismo de la lucha libre, cuido mucho mi incógnita, muy pocas personas saben a qué me dedico, familia y amigos muy cercanos», finalizó. (OMAR SOTO)






