Entre confusión y desinformación, apenas el 15 por ciento del padrón acudió a las urnas este domingo
La jornada electoral del pasado domingo 1 de junio, en la que se eligieron jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal, fue ampliamente desairada por la ciudadanía. En Coahuila, apenas el 15% del padrón acudió a las urnas, en una elección marcada por la desinformación, la confusión logística y el desconocimiento generalizado sobre los candidatos.
Aunque el proceso transcurrió sin incidentes mayores, lo que quedó claro fue la falta de legitimidad y el desencanto ciudadano ante un ejercicio que, en teoría, buscaba acercar la justicia al pueblo, pero que en la práctica los alejó aún más.
En Saltillo, los votantes que decidieron participar enfrentaron múltiples dificultades: largas esperas para el registro, boletas extensas y confusas —diez por persona—, y retrasos significativos en la apertura de casillas. “Sí fue algo complicado porque nunca nos había tocado este tipo de elecciones, es algo completamente inédito”, expresó Abraham Alvizo, uno de los votantes.
Las personas mayores fueron particularmente afectadas por el diseño de las papeletas. “Las letras estaban súper chiquitas, lo que es un problema para la gente mayor o quien tiene algún problema de su vista”, señaló Karla Sánchez, quien tardó cerca de 20 minutos en completar su voto. Guadalupe Castañeda, otra votante, coincidió: “Las boletas estaban complicadas, con nombres continuos y letra diminuta, pero aun así hay que manifestarse”.
A nivel nacional, el panorama no fue distinto. Con una participación estimada entre el 10% y el 20%, el ejercicio terminó por confirmar lo que muchos analistas anticipaban: un fracaso democrático. Las reglas del proceso cambiaron varias veces durante la organización, los candidatos no tuvieron acceso a foros ni a medios para exponer sus perfiles, y la boleta fue más un rompecabezas que una herramienta electoral clara.
La distribución masiva de “acordeones” —guías con listas de números de candidatos—, incluso desde oficinas públicas, convirtió el sufragio en un acto mecánico más que en una decisión informada. “No hubo mucha información de acuerdo a los candidatos, faltó mucha comunicación y mucha difusión sobre el proceso”, opinó Miguel Ángel Vargas, otro votante saltillense.
En contraste, las elecciones locales en Coahuila se desarrollaron con orden y sin complicaciones, lo que evidenció aún más las fallas de un proceso federal que se sintió lejano y desorganizado. Incluso en casillas tradicionalmente concurridas, como la ubicada en la colonia Brisas, la asistencia fue mínima.
Lo que Morena quiso presentar como un paso hacia la democratización del Poder Judicial, terminó percibiéndose como una simulación. La ciudadanía no respaldó el proceso, no porque no quisiera participar, sino porque no creyó en él. (ÁNGEL AGUILAR)




