VIVIR ES AHORA

Volver a ver la luz

En la vida de cada ser humano, el pasado deja huellas, pero esas huellas no nos definen ni nos condenan. Todos llevamos historias y experiencias que, lejos de marcarnos, pueden ser el impulso para crear algo nuevo y significativo.

En nuestro pasado, muchas de las historias nos dieron momentos grandiosos que nos deleitaron quitándonos el aliento, y que nos dejaron recuerdos maravillosos. Otras, tal vez, las vivimos con dolor, y pudieron haberse llevado nuestras más grandes esperanzas, o quizá nos ocasionaron alguna pérdida.

Ambas forman parte de nuestra historia personal, pero nuestro futuro no está definido ni por unas ni por las otras, sino por las decisiones que en el momento presente vamos haciendo y que irán marcando la ruta por la cual nos dirigiremos al destino que esas decisiones van marcando.

En muchas ocasiones, podemos caer en la trampa de creer que estamos definidos por nuestro pasado, sobre todo cuando quedó una huella de error, un vacío o alguna herida emocional.  En este día, me gustaría recordarte que tú no eres tu pasado, ni tus errores, ni tus heridas.

Aquello que sucedió y que fue desfavorable en un momento para tí, no te marca ni te condiciona, al menos que tú permitas que así lo haga. A cada momento, podemos darle un nuevo sentido a esa experiencia, por más fatalista o traumática que sea. Un sentido que le dé un nuevo propósito a través de lo que podemos aprender de ese evento.

Ese aprendizaje puede generarse a través de una revisión del pasado en la que podamos, con una nueva perspectiva libre de culpa, más pura. Eso nos permitirá darnos cuenta qué nos falta aprender, que requerimos fortalecer, y nos va a permitir obtener nuevas habilidades para que, en el futuro, podamos tomar decisiones de una manera más sabia y precavida.

Y cuando los eventos dolorosos no se generaron por algo que estaba en nuestras manos, por algo en lo no nos fue posible tomar acción o resolver, como la muerte de un ser querido o alguna situación inesperada, tal vez nos llevará a tomar un tiempo para nosotros para desarrollar un proceso de duelo, de volver a armarnos y volver a llenar ese vacío con nuevos sueños y que la luz vuelva a resplandecer en nuestras vidas.

Este proceso de amor a nosotros mismos, podrá convertirse en un instrumento que permita, en el futuro, apoyar a alguien más a transitar de una manera más tranquila eventos parecidos.

Esa experiencia puede contribuir a generar un nuevo propósito en nuestra vida para ser un canal de luz y de salvación para quienes nos rodean. Sólamente requerirá de tener paciencia, tomarnos un tiempo para poder sanar las heridas que esa falta nos ha dejado y que, en el momento, nos impide ver un futuro en el cual el dolor no sea la constante.

Por otra parte, también los éxitos y triunfos del pasado, al recordarlos, pueden servir de instrumento de sabiduría para quienes vienen delante de nosotros. Podemos, si lo deseamos, convertirnos en maestros de vida para aquellos que se aventuran por primera vez en el mar de la vida.

En ambos procesos, es fundamental volver la mirada hacia nosotros mismos, y reconocer todo nuestro esfuerzo y las acciones diarias, aunque pudieran parecer pequeñas y que, no por ser pequeñas, significa que no sean valiosas; darnos crédito por cada avance, así como darnos amor y comprensión en cada momento en el que pareciera que damos un paso atrás.

Tal vez en 100 años absolutamente nadie recuerde eso que consideras que te ha marcado, tanto momentos buenos como momentos no tan buenos. Pero esos momentos son tuyos y lo serán para la eternidad.

Entonces, si me permites hacerte una recomendación, te sugeriría que te abraces a tí mismo con todo el amor que eres y que tienes en cada experiencia. Cada una de ellas forma parte de tu historia, la historia más importante de tu vida y, aunque pueda haber momentos muy difíciles, no estás destinado a vivir para siempre en ellos.

Incluso, te puedo asegurar, que una vez que las nubes se despejan, de esos panoramas oscuros puede resurgir la luz más maravillosa que habita en tu corazón. Sólo es cuestión de esperar a que esas heridas sanen para poder volver a contemplar la vida con esperanza y, sobre todo, con un gran amor y honor hacia tí mismo.

 

coachteylealg@gmail.com

 

Autor

El Heraldo de Saltillo
El Heraldo de Saltillo
El periódico con mayor tradición en Saltillo.