En 1985 la Asamblea General de las ONU, firmó el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena. Desde entonces se conmemora esta fecha, desafortunadamente hay nuevas formas de esclavitud, que no solo no se han podido erradicar, al contrario, se han incrementado. La esclavitud está ligada al deseo siempre insaciable de riqueza y de poder, que ve a las personas no como sujetos, sino como objetos, que son medios utilizables y desechables para satisfacer en algo dichos deseos.
La nueva esclavitud sigue ligada a la economía, sin distinguir sistema o modelo económico, político o ideológico, pues simplemente se aprovechan de las necesidades económicas de las personas que trabajan, pero estas quedan sin la posibilidad de prosperar, ahorrar, y generar un patrimonio propio, por lo tanto, se les condena a nunca ser libres y depender siempre de sus “benefactores”.
Vemos por ejemplo la situación de muchos migrantes, sobre todo de Latinoamérica, que salen a Estados Unidos o a Europa, muchos de ellos viven auténticas pesadillas, pues hacen los trabajos menos agradables y menos pagados, y no tienen algunos beneficios que otros grupos de migrantes de otros lugares si tienen. Es muy lamentable que en algunos lugares de Europa ser latinoamericano y hablar español es sinónimo de empleada doméstica, barrendero, o empleado de limpieza.
No debemos ser indiferentes, ante el hecho de que existe en todos lados el trabajo forzado: en la industria y construcción, en los trabajos agropecuarios. Muchas personas, principalmente niños y jóvenes (en especial mujeres), son explotados sexualmente, lucrando con ellos. Al trabajo forzado y a la tristemente creciente explotación infantil, se suma el fenómeno de los matrimonios forzados, fenómenos no reducidos y exclusivos de Asia o de África, esto afecta principalmente a las mujeres, que, a veces siendo casi niñas, son arrebatas de sus familias (a veces vendidas por ellas), mujeres que al llegar a sus nuevas familias son tratadas literalmente como esclavas.
Veamos algunos datos proporcionados en el año 2021 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT): 50 millones de personas en el mundo estaban en condición de esclavitud moderna, al 2024 de seguro aumentó esta cifra. El trabajo forzoso generó 236,000 millones de dólares al rededor del mundo para la misma fecha, aquí podemos ver las ganancias de unos cuantos, basadas en la pobreza de muchos; esto, en muchos aspectos, puede ser legal en el marco jurídico de algunas naciones, pero es injusto desde el punto de vista de la dignidad de la persona humana.
¿Qué podemos hacer? Primero no ser indiferentes, el mal crece en el mundo por la indiferencia y apatía; segundo evitemos ser parte de la cadena de la nueva esclavitud, no comprando ni consumiendo o adquiriendo productos en los cuales sabemos que, de por medio hay trata de personas. Tercero hay que informarse siempre, estar actualizado, hay paginas como la organización internacional del trabajo (OIT) y recursos humanos sin fronteras (RHSF), entre muchas otras. Cuarto como ciudadanos honestos y conscientes no nos prestemos a favorecer este sistema.
Es importante recordar, que esto es injusto, y dónde hay una injusticia, que como una metástasis ha invadido todo el cuerpo social, no puede haber una auténtica paz y bienestar.
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