RESCOLDO O LA VIDA POR LA FE

 Desde hace algunos años se empieza a hablar de un tema que durante décadas se mantenía en reserva. En la actualidad, en los libros de texto hay tímidas referencias al conflicto cristero y de vez en cuando una película o una serie de documentales nos recuerdan aquella lucha armada que conmocionó a México.

Conocimos de la cristiada por los libros de editorial Jus o por las historias de las abuelas. Al final del siglo y principios del nuevo, la Iglesia inició el proceso para llevar a los altares a los mártires de la fe católica. Comenzaron los procesos para reconocer su sacrificio y hoy en el santoral hay buen número, entre ellos un niño, de católicos que en defensa de la fe dieron la vida.

Rescoldo es una novela que narra los motivos, anhelos, miedos, privaciones y acciones militares de un grupo de católicos en el segundo levantamiento cristero e historia de dos personajes: Florencio y Antonio Estrada. El primero coronel y padre del segundo, este último es el autor del texto.

Florencio participó en la primera cristiada. Terminado el conflicto, y a regañadientes, regresó a Durango para instalarse en la comunidad del Mezquital. Formó una familia y pronto se percató que el gobierno había comenzado una política de exterminio, se anticipó: marcho a la sierra y con ello marcó su destino.

Rescoldo, a decir de Juan Rulfo, es una de las cinco mejores novelas mexicanas. Jean Mayer, el mayor experto sobre el conflicto, escribió el prólogo de la edición que tengo en mis manos. La que, por cierto, contiene al final un vocabulario muy útil para el desarrollo de la lectura de la obra.

A mi juicio es una gran obra: una espléndida narración de aquel conflicto y la vida de una familia que padece la irracionalidad de un gobierno con una estúpida pretensión jacobina. Es, también, una obra monumental del rescate de la lengua regional. Un español rico en palabras que son mezcla del tepehuano, cora y huichol.

Antonio Estrada Muñoz queda huérfano, Florencio y tíos son derrotados por el Ejército y asesinados. En uno de los archivos de la UNAM hay una fotografía del coronel con su mujer, en medio de ellos, el futuro escritor.

La esposa del general Amaro, encargado de combatir a los cristeros, instaló un internado para recibir a los huérfanos que generaba su matón consorte, allí fue a dar Antonio. Su vida fue muy dura, vivió como pudo y gracias a varios benefactores.

Antonio murió a los 40 años. Era, como su padre, rebelde y congruente. Intentó ser sacerdote, tuvo múltiples trabajos y se dedicó al periodismo. Relató las luchas democráticas del doctor Nava en San Luis Potosí.  Fue amenazado, censurado y perseguido, en especial por Gonzalo N. Santos, aquel reconocido criminal que dominó la vida política de esa entidad.

Además de Rescoldo publicó: La sed junto al río y La grieta en el yugo, este último es el reportaje sobre los acontecimientos electorales relacionados con Salvador Nava y que es imprescindible para entender la lucha por la democracia en México.

Según Antonio Avitia Hernández, experto en el tema, dejó entre inéditos e inconclusos los siguientes textos: Los indomables, La buena cizaña, Los cristeros y la literatura, La tierra era blanca, El enemigo y Cinco mujeres.

En la fotografía, un hombre joven, dueño de su destino, un hombre de verdad. Me atrevo a usar una frase que ahora está de moda criticar, junto a él, una mujer con rostro de decisión y solidaridad. Al niño lo he observado por horas, tal vez, el saber su destino me ha generado un juicio distorsionado, pero en sus ojos hay algo que parece anticipar la terrible suerte que tendrá su futuro.

Con Florencio se ensañó la tropa. Antonio nos relata la muerte de su padre: “Florencio ya estaba en manos de la tropa… Le metieron una tranca por la boca y se la fueron empujando hasta sacarla por el pecho. La barbilla y la garganta se reventaron y terminó su agonía… Y le gritaban por aquí y por allá borrachos de triunfo…— Ahora si, grítale a tu Cristo…”.

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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