AVISO DE CURVA

Alternancia en América Latina 

La alternancia en el poder se ha convertido en todo un fenómeno en América Latina y el Caribe (ALC). Durante los últimos años, la oposición logró vencer en 17 de las 19 elecciones celebradas en la región.

Marcela Ríos Tobar, directora para ALC del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), llamó la atención sobre este hecho. La politóloga chilena estuvo recientemente en México para dictar una conferencia titulada «Desafíos para la democracia y el ciclo electoral en ALC».

La mayoría de los países apostaron por la alternancia, con dos excepciones. Ríos Tobar destaca las circunstancias únicas de El Salvador, donde Nayib Bukele, una figura política camaleónica, empleó una astuta maniobra constitucional para forzar la reelección.

En Paraguay, el economista Santiago Peña ganó las elecciones celebradas en abril de 2023. Derrotó al izquierdista Efraín Alegre, asegurando la continuidad del Partido Colorado.

La regla de la alternancia se confirma por la excepción de ambos escenarios. Lo habitual es que el voto de castigo interrumpa la continuidad del partido en el poder. Los vuelcos políticos prevalecen sobre los proyectos de largo aliento.

El desgaste de gobernar no ha perdonado a nadie, ni siquiera al influyente Frente Amplio de Uruguay, que cuenta entre sus miembros con figuras destacadas como José Mujica y Tabaré Vázquez. En 2019, Daniel Martínez fracasó en su intento de continuar con el legado de la izquierda.

Después de unas elecciones reñidas, el aspirante socialista finalmente perdió ante Luis Lacalle Pou, el candidato que representaba la coalición de derecha liderada por el Partido Nacional. Este resultado cristalizó la alternancia en Uruguay, marcando el final de 15 años ininterrumpidos de gobiernos de izquierda.

Según la funcionaria de IDEA Internacional, las últimas elecciones han producido un mapa ideológico diverso. Esto ha llevado al surgimiento de líderes identificados con la extrema derecha, como Jair Bolsonaro en Brasil y Javier Milei en Argentina, así como al resurgimiento de coaliciones progresistas, ejemplificadas por Lula da Silva en Brasil y Gabriel Boric en Chile.

Como ejemplos ilustrativos de alternancia también se pueden citar México y Colombia. En 2018 y 2022, López Obrador y Gustavo Petro salieron victoriosos. Por primera vez la izquierda asumió el poder en esas naciones. El largo dominio de gobiernos emanados de partidos de centro y derecha llegó a su fin.

Marcela Ríos planteó una perspectiva controvertida sobre el efecto péndulo en las recientes elecciones de ALC. Ella postula que la oscilación constante de votantes entre izquierda y derecha, o viceversa, de un mandato presidencial a otro, no puede atribuirse a motivos ideológicos o lealtades partidistas.

Lo que estamos presenciando es un claro rechazo de las coaliciones gobernantes. El sentimiento predominante es el de respaldar a cualquiera que no esté en el poder, independientemente de su afiliación o postura política. Incluso si los votantes no están seguros de cuál es su candidato preferido, se mantienen firmes en su determinación de no votar por el oficialismo, puntualizó la investigadora.

La presencia equilibrada de gobiernos de izquierda y de derecha en ALC puede atribuirse al movimiento pendular de los votantes. La diversidad ideológica es producto del constante cambio en la región.

Conforme se acercan las elecciones en México, República Dominicana, Panamá y Uruguay, la incertidumbre crece. La pregunta que todos nos hacemos es si el panorama político cambiará significativamente.

Al momento, las apuestas se inclinan hacia la continuidad. ¿O se impondrá la alternancia, como hasta ahora?

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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