«Cuando dos cocineras guisan»…
Aprendí a cocinar observando a mis padres y a mi abuela materna. Los olores me compartían pistas de las especias que llevaba cada platillo o que preferían usar, según quién estuviera cocinando. Cuando empecé seguía los pasos, pero a menudo la comida me quedaba muy salada. Pronto me di cuenta que mi padre condimentaba los guisos que teníamos en la olla y yo, como cocinera inexperta, lo volvía a sazonar, hasta que se lo comenté a mi abuela quién me dijo «cuando dos cocineras guisan, el arroz termina quemado» y me recomendó probar los platillos mientras se estaban elaborando.
Realizar un trabajo en equipo requiere muchas habilidades como disciplina, organización, estrategia, pero también disposición de las partes involucradas, de manera que pueda llegarse a un buen resultado, de lo contrario «se nos quema el arroz» y las cosas no salen de acuerdo a lo que se había proyectado.
En el caso de la 3 de 3 contra la violencia, las colectivas, activistas y ciudadanas nos organizamos para presentar la propuesta de que ningún agresor, acosador ni deudor alimentario pueda acceder al poder en ninguno de los tres órdenes de gobierno.
La iniciativa, luego de un arduo trabajo por parte de las colectivas feministas ya es ley a nivel constitucional, pero a los partidos políticos y al INE parece importarles poco, pues no han integrado de manera clara y contundente los lineamientos de la 3 de 3 a sus convocatorias para el proceso electoral. ¿Será que el arroz se cuece o termina quemado?
Cómo comentario adicional, y aunque la sabiduría popular de los dichos y refranes sirve para ilustrar a manera de metáfora los acontecimientos de la vida cotidiana, no quisiera dejar pasar la oportunidad de señalar que muchas veces, esos mismos refranes, retratan a las mujeres y a sus relaciones como problemáticas, como lo refleja este dicho, pero esto sólo es una concepción machista de nosotras; una visión sesgada que no concibe el trabajo estratégico, organizado y efectivo como algo que podamos lograr las mujeres.
Sin embargo, la Ley General de Acceso a Las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, Ley Olimpia, Ley Contra la Violencia Vicaria y la propia 3 de 3 contra la violencia, entre otras, son prueba fehaciente de que las mujeres podemos «cocinar el arroz» y dejarlo en su punto.
Las mujeres sabemos trabajar y tenemos la capacidad de salir adelante a pesar de los obstáculos que legalmente ya no deberían existir, pero que, de facto, persisten.
Así que me gustaría reescribir el refrán de mi abuela y decir «cuando dos cocineras guisan, sale más sabroso el guisado» y que mientras más mujeres nos percibamos como parte importante del engranaje y la vida política de nuestro país ocupando los espacios que tradicionalmente nos son negados, hacemos camino para las generaciones que vienen detrás. #NuncaMasSinNosotras
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