Ciudad del Vaticano.- En el ‘Día Mundial del Medio Ambiente’ el Papa Francisco afirmó que “el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto del que no hay vuelta atrás” y criticó duramente a una política incapaz de afrontar, por intereses de poder y económicos, la crisis medioambiental, en su nueva exhortación apostólica publicada este 4 de octubre.
El día de san Francisco de Asís fue el escogido para publicar la segunda parte de la ‘Laudato si’, el documento papal sobre el cuidado integral del planeta. El documento, llamado ‘Laudate Deum’, es uno de los más duros y críticos de su pontificado. Reprocha la falta de compromiso que ha visto a lo largo de estos años para frenar el cambio climático y favorecer el desarrollo de los necesitados.
En el texto, de poco más de 12 páginas (en español), el Papa lamenta la debilidad demostrada por la comunidad internacional en estos años y el pensamiento que hay tras progresos como la inteligencia artificial. Dice textualmente que “La humanidad nunca tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien”.
‘Laudate Deum’ dirigido “a todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática” llega como una continuación de su llamada “encíclica verde”, “Laudato si” fue publicada hace ocho años.
En el texto el Papa arremetió contra quienes pretenden “negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático” pues “están ahí, cada vez más patentes”. “Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos”, agrega.
Y lamentó quien “para ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global, se acude al hecho de que suelen verificarse fríos también extremos. Se olvida que éste y otros síntomas extraordinarios no son más que diversas expresiones alternativas de la misma causa: el desajuste global que provoca el calentamiento del planeta”.
En su escrito rechaza la versión de que “reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, se provocará una reducción de los puestos de trabajo” y asegura que “la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores”.
El Papa reiteró con fuerza la responsabilidad del hombre en estos fenómenos climáticos globales pues “una abrumadora mayoría de científicos especializados en clima sostienen esta correlación y sólo un ínfimo porcentaje de ellos intenta negar esta evidencia” y lamentó “que la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda”.
Francisco repasó los fracasos de las últimas cumbres sobre el medio ambiente con “acuerdos que han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos” y subrayó que el problema es que “las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global”.
El Papa señaló que, aunque “las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales, sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional” también “todo suma” y también es necesario “un cambio en forma de vida y en las convicciones de las sociedades”. “Si consideramos que las emisiones per cápita en Estados Unidos son alrededor del doble de las de un habitante de China y cerca de siete veces más respecto a la media de los países más pobres, podemos afirmar que un cambio generalizado en el estilo de vida irresponsable ligado al modelo occidental tendría un impacto significativo a largo plazo”.
Por último, expresó su deseo de que la próxima cumbre del clima de Dubái suponga un nuevo impulso para favorecer el compromiso de la comunidad internacional. E instó a los católicos a reflexionar sobre si llevan una vida austera o si son meros explotadores, señal de que en realidad no se consideran criaturas de Dios, sino dioses que pueden manipular el mundo a su antojo y sin responsabilidad. (EL HERALDO CON INFORMACIÓN DE ROME REPORTS)
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