Los escenarios de Marcelo Ebrard
En vísperas a la consumación de lo que meses atrás anticipábamos sobre el proceso interno de Morena, léase dedazo, para ungir a su candidata presidencial, Marcelo Ebrard denunció las supuestas irregularidades en las encuestas. El excanciller se notaba muy molesto, al punto de decir que «cada día se parecen más al PRI de antes.» ¡Fuertes declaraciones!
El distanciamiento es claro a pesar de las invitaciones que le han hecho para darle la vuelta a la página y permanecer como un cuadro del oficialismo. Por eso, hoy Marcelo está en un limbo y librando un torneo de poder bien complejo en el que está en juego su futuro y capital político, además de que cualquier decisión que tome puede afectar el tablero de la elección en el 2024.
¿Qué opciones tiene el carnal Marcelo? Solamente hay dos posibilidades reales: la primera es levantarle la mano a Claudia, quedarse en Morena, y esperar que le toque algo en la siguiente administración. Algo en la narrativa del hijo pródigo, pero esta opción lo aleja de su objetivo primordial: ser presidente, porque, aunque aguante otros seis años en la 4T, no será parte del círculo cercano de Sheinbaum, y en caso de que sea presidenta, en su momento seguramente ella promoverá otros perfiles para sucederla. Es decir, Ebrard estaría cobijado, pero muriendo políticamente por desgaste.
La otra opción es irse a Movimiento Ciudadano. Tampoco va a ser presidente, pero sí puede ser un candidato competitivo que le asegure el registro a Dante Delgado, y a la par, en consonancia con los intereses de AMLO, se dedique a jalar votos de clase media para debilitar a Xóchitl Gálvez y al Frente Amplio Por México. A la larga, esto apunta al mismo escenario: Claudia presidenta y Marcelo buscando espacios para mantenerse vigente por los próximos seis años, para en ese entonces volver a aspirar a la silla grande.
En ambas opciones va a quedar desgastado, porque si se va de Morena, es poco probable que su base lo acompañe. El arrastre de la imagen de AMLO pesa más que la apuesta de Marcelo. ¿Quién va a querer estar en una balsa a la deriva, mientras se puede ir en crucero? Y si se queda en Morena, regresará con el rabo entre las patas, bajo la percepción de que no se atrevió a irse con las manos vacías.
Por lo pronto la estrategia pareciera que es quedarse en el dintel de la puerta. No se va, pero no se queda. Al presentar una demanda ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena para declarar la nulidad y ordenar la reposición del proceso interno, solo está ganando tiempo, estirar la liga, porque ya sabemos para donde apunta el dedo divino. ¡Vaya que la tiene difícil Marcelo! No hay duda que ser oposición dentro del grupo en el poder, es el peor escenario para alguien con aspiraciones.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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