Cosas veredes
No cabe duda que el actual régimen, su partido, sus militantes y seguidores, parecen vivir en otro país, con leyes, fechas y reglas distintas a las que debemos respetar el resto de los mexicanos, y hasta se inventan términos para evadir los que marca la legislatura en materia electoral.
El proceso electoral 2023-2024 que concluye con la elección del próximo presidente de la República inicia en septiembre y, de acuerdo con su calendario y fechas bien definidas, las precampañas inician en el mes de noviembre por lo que nadie de quienes aspiran sobre todo a la máxima magistratura del país, podrán realizar actos anticipados de campaña lo que, en los hechos, desde ahora, está siendo violentado.
Desde el lunes de la semana pasada cuando el presidente se reunió con las mal llamadas corcholatas, con gobernadores de extracción morenista y la candidata triunfadora en la elección del estado de México —que se dijo que fue con la finalidad de felicitar a Delfina Gómez por su triunfo— ahí mismo el máximo líder de los cuatroteros puso sobre la mesa los lineamientos que se deben seguir en el proceso para la elección de su candidato (a) a la Presidencia de la República.
Y como es la tradición en el seno morenista, que nadie se atreva a mover o cambiar un punto o una coma de lo que diga el supremo. Desde entonces se dio la orden de que quienes quisieran mantener el rango de corcholata tendría que dejar el puesto que en ese momento ocupaban, aunque hacia afuera se dijo que una semana después sería el Consejo Político de Morena y ahí se darían a conocer la reglas, que no fueron otras que las que ordenó López Obrador.
El primero en dar el paso fue Marcelo Ebrard que presentó la renuncia a la cancillería desde el martes de la semana pasada, aunque con entrada en vigor a partir de este lunes. En los siguientes días Claudia Sheinbaum deberá dejar la gubernatura de la CDMX, Adán Augusto López la secretaría de Gobernación, y Ricardo Monreal a su cargo en el Senado de la República.
Según el calendario morenista, una vez cubierto el anterior requisito, del 19 de junio al 27 de agosto los aspirantes —que sólo podrán ser seis, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, además de dos rellenos, el petista Gerardo Fernández y el verde ecologista Manuel Velasco—, podrán realizar giras por todo el país, “para informar sobre los logros de la Cuarta Transformación y promover la democracia”.
En el lenguaje morenista, esta no es una precampaña interna para elegir a su candidato presidencial, sino es un proceso que se definirá bajo el método de encuestas, una realizada por el propio partido y cuatro encuestas ‘espejo’ que realizarán cuatro empresas privadas que serán sorteadas de entre las que proponga cada candidato, y no será para elegir candidato, sino a la persona que en Morena le investirán con el adjetivo de ‘Coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación’.
Las encuestas iniciarán el 28 de agosto, y los resultados se darán a conocer a más tardar el 6 de septiembre, es decir, ahí sí cuidaron que fuera antes del inicio del proceso formal y el calendario establecido por el INE.
Lo selectivo no es solamente en el número de participantes, que ha sido restringido a seis –aunque todo mundo sabe que dos son relleno solo para simular la apertura a los partidos aliados- sino también a qué medios le dan entrevistas, y aunque no se ha dado al menos públicamente la lista de los medios ‘seleccionados’, los aspirantes no podrán tener contacto con medios ‘reaccionarios’ o ‘conservadores’.
Evidentemente que, para poder seguir adelante en la trama, los seis aspirantes debieron haber aceptado y firmado las reglas y las condiciones de la adelantadísima precampaña morenista, y quien las rompa no se habla de ninguna sanción, sino que va a ser una especie de castigo moral, porque eso les hará perder ‘la confianza del pueblo’.
Indudablemente que, con su propio procedimiento, tiempos, formas y hasta lenguaje, Morena, el partido del Presidente, estará violando la ley electoral, que tiene sus propios tiempos y formas, para definir a su candidato (a) a la Presidencia de la República, y si en lo previo al inicio formal del proceso electoral no tienen el menor rubor de violentarlo, qué no se espera que intenten una vez que legalmente esté abierto el proceso.
Pero una pregunta nada más, ¿será capaz el INE de actuar, sancionar o actuar en contra de Morena? O se harán de la vista gorda y permitir que ellos hagan su propio proceso con sus reglas, con su calendario y hasta con el uso de terminología para luego argumentar que no es una precampaña, sino se trata de elegir a quien será el ‘Defensor de la (autoproclamada) Cuarta Transformación’.
Cosas veredes.
@JulianParraIba
Autor
- Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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