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El orden mundial en la era digital: ¿Quién tiene el control?

En la era digital actual, los estudiantes universitarios representan el grupo poblacional más activo en internet. En México, específicamente, los jóvenes de entre 18 y 24 años ostentan un promedio diario de uso de internet de 6.3 horas, superando significativamente el promedio nacional de 4.8 horas. Este segmento de la población utiliza principalmente las redes sociales para visualizar publicaciones, vídeos cortos y contenido humorístico.

La utilización de dispositivos móviles inteligentes brinda la oportunidad de ocupar momentos de ocio, ayuda a la distracción de los pensamientos y facilita la interacción con otras personas o realidades virtuales. A pesar de que estas actividades no deberían considerarse negativas, es importante tener en cuenta que el abuso de ellas puede llevar a la postergación de tareas personales o académicas.

Numerosos estudios han evidenciado que el uso excesivo de los teléfonos móviles se asocia con una mayor tendencia a la procrastinación académica. Este comportamiento puede ocasionar un bajo desempeño escolar, así como afectaciones psicológicas como baja autoestima y ansiedad relacionada con la dependencia del teléfono móvil.

Más allá del estrés, la procrastinación se ha relacionado con una salud general deteriorada y, específicamente, con una menor calidad del sueño.  Se ha encontrado que los niveles más altos de procrastinación se correlacionan con una mayor latencia del sueño, disfunción diurna y el uso de medicamentos para dormir, así como con una menor duración del sueño.

Para la generación nativa digital, compuesta por jóvenes nacidos después de 1990, la tecnología y el uso de dispositivos móviles forman parte integral de su cotidianidad. La mayoría de ellos los emplea para navegar en redes sociales, cuya oferta de contenidos es amplia, variada y engañosamente seductora. La cautivadora naturaleza de los contenidos que se presentan en las redes sociales no es fortuita, sino que se debe a algoritmos de programación que se basan en los “me gusta” y tiempos de interacción para seleccionar, presentar y programar los contenidos a mostrarnos.

Hay un ejército de desarrolladores que trabajan en la industria de la tecnología para conectarnos profundamente en las redes sociales. El trabajo de estos desarrolladores es romper la autorregulación, lo cual tiene clara implicaciones para la procrastinación. Este cambio en nuestro procesamiento de información ha resultado en una tendencia hacia la multitarea, lo cual puede afectar nuestra capacidad de atención y concentración. Como resultado, esto aumenta nuestro nivel de ansiedad y puede disminuir nuestra productividad, ya sea en ámbito escolar o laboral.

El incentivo en el mundo conectado es cuánto tiempo cada uno de nosotros pasa en línea, específicamente con cualquier producto en particular. No desarrollar aplicaciones o sitios web «pegajosos» que mantengan nuestra atención en ellos significa que es probable que la aplicación o el sitio web cierren. Es la economía de la atención. No es un juego nuevo, pero hay muchas reglas dado el nuevo orden mundial que generó Internet.

El uso inadecuado y excesivo de estos dispositivos puede interferir con los procesos de atención, reducir la memoria de trabajo y afectar el rendimiento en tareas cognitivas, aumentando la tendencia a la procrastinación. Todo esto, a su vez, puede tener un impacto negativo en el aprendizaje y la productividad, y aumentar el riesgo de comportamientos problemáticos relacionados con la pérdida de autocontrol, la ansiedad y la depresión.

La maximización del compromiso en línea engancha a los consumidores con información de todo tipo, y la receta para el desastre personal se define como procrastinación. «Nos rendimos para sentirnos bien» con el tiempo que pasamos en las redes sociales mientras retrasamos innecesariamente otras responsabilidades e intenciones. Recompensa a corto plazo, costos a largo plazo.

La ironía y la paradoja abundan en nuestro mundo mejorado por la tecnología. Ninguno de nosotros puede escapar de ella, pero todos debemos tomar conciencia de los costos. Estamos siendo explotados, nuestra autorregulación está siendo socavada, y estamos desperdiciando nuestro recurso no renovable más valioso, el tiempo.

 

Twitter: @pacotrevinoa

 

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El Heraldo de Saltillo
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