A LA BÁSCULA

Un buen ejercicio 

Al tragón, dice el dicho popular, se le conoce por la forma de agarrar el taco, no hay necesidad de verle engullir los alimentos en cantidades sobradas y abundantes. Algo parecido ocurre con los políticos, que la mayoría de las veces no necesitas verlos gobernar, porque sus palabras, sus movimientos y hasta sus gestos nos enseñan quién es quién, sus costumbres, sus tendencias y sus manías.

Por ello era tan necesario que los ciudadanos de Coahuila pudiéramos seguir —ver o escuchar— el debate que los cuatro candidatos a la gubernatura sostuvieron en Torreón el domingo pasado. Fue algo así como el primer round de tanteo para empezar a conocer a quienes, por distintos partidos, aspiran a gobernarnos los siguientes seis años.

Las opiniones respecto a este ejercicio son tan variadas como el número de personas que lo siguieron. Para algunos, los moderadores Sandra Romandía y Javier Solórzano se ‘robaron el show’, sobre todo en el caso de ella, a la que algunos consideraron que había metido en apuros con sus preguntas a los candidatos, y otros la vieron con cierto sesgo favorecedor de los partidos que se disputan la titularidad de la ‘izquierda’, pero sobre todo de la ‘cuatroté’ en Coahuila

Para muchos de plano al IEC el debate se le salió de control, porque el teatro Nazas habría estado lleno mayoritariamente de seguidores de quien se hace apodar ‘El Tigre’, como si de un luchador se tratara y no de un aspirante a gobernar uno de los estados más importantes del país, y de los que mayor estabilidad económica, social, política y de seguridad —entre otros—, puede presumir.

Con todo y sus bemoles, el primero de los dos debates que organiza el árbitro electoral entre los aspirantes a la gubernatura de Coahuila, nos dio a muchos ciudadanos una muestra de lo que ya habíamos podido ver en el desarrollo de las primeras dos semanas de las campañas. Ya se sabía que entre quienes las ideas y los argumentos para debatir no son precisamente sus mejores armas, recurrirían a los ataques, a los insultos, a las agresiones y provocaciones, más allá de presentar propuestas o soluciones concretas y viables a la problemática de la entidad en los temas que se abordaron.

Armando Guadiana, si en vez de debate, el ejercicio hubiera sido un show, indudablemente que habría sido el triunfador absoluto por sus ocurrencias y facilidad para poner sobrenombres a sus competidores, en los que acomodó la letra ‘T’ para ponerles sus apodos. Pero también en eso de las descalificaciones se dio ‘un tiro’ con quien disputa en la entidad el usufructo y titularidad de la ‘cuatroté’.

Ricardo Mejía Berdeja, quizá en el área que pudo ser un poco más concreto, fue en el tema de seguridad porque se supone que tiene información privilegiada tras su paso por la subsecretaría federal de seguridad, pero no explicó por qué razón teniendo tan abundante y se supone que muy sólida información, no actuó cuando él era policía y sabía quiénes eran los delincuentes, con nombres apellidos y alias, y tampoco fue capaz de presentar una propuesta sólida y sustentada, si llegara a ser gobernador.

Evaristo Lenin Pérez Rivera realizó esfuerzos, algunos de ellos desesperados, por colarse en la disputa verbal de los disputadores de la ‘cuatroté’, que lo invitaran, que lo metieran a lo que se buscaba ser una batalla campal entre tres primero, y de todos contra uno después. Creo que no logró y su participación fue sin pena ni gloria.

Manolo Jiménez, al final de la jornada terminó muy bien con el librito en la mano, porque ya se sabía que, al ser el puntero en las preferencias electorales hasta el momento, iba a ser el blanco de los ataques del resto de los participantes.

Se mantuvo firme en lo que más de una ocasión mencionó, que por cada ataque que recibiera, respondería con propuestas, y al final, sin haber sido exigido a fondo, salió bien librado, y me parece que hasta divertido con las ocurrencias y confrontaciones entre Guadiana y Mejía, esquivando como si manejara un estilete como arma para contener o desviar los dardos envenenados que se cansaron de lanzarle sus ‘adversarios’, pero que ninguno llegó a encontrar el blanco buscado.

Algunos temas como el del agua, me parece, los cuatro candidatos lo manejaron muy superficialmente, y más de uno de ellos utilizó como bastón el programa estrella federal ‘Agua saludable para La Laguna’, pero evidenciaron que no tienen ni la más remota idea de en qué consiste y los serios problemas que tiene y enfrenta para poder consolidarlo como más de una vez lo ha presumido el Presidente, y cuya funcionalidad y eficacia se encuentra envuelto en un mar de dudas.

Pero encima de todo, con todo y sus asegunes, este primer ejercicio ha servido y debe servir en mucho para los ciudadanos coahuilenses, para analizar e ir definiendo la orientación que le habrán de dar a su voto el 4 de junio próximo. Habrá que seguir analizando a los cuatro candidatos con lupa en el desarrollo de lo que falta de las campañas, en el segundo debate que tendrá lugar en Saltillo, y en alguno más que aparentemente sería organizado por universidades y el sector empresarial si es que se concreta.

Los electores coahuilenses, no podemos quejarnos, tenemos los suficientes espacios y herramientas para conocer y poder definir en las urnas, de una manera responsable y razonada, quién queremos que gobierne la entidad en los siguientes seis años. Sigamos por ese camino.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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