Ciudad de México.- Moody´s Analytics estimó una depreciación del peso mexicano que podría darse a finales del año o a lo largo de 2023, ante las actuales condiciones monetarias y financieras globales.
“La historia nos dice que el apretamiento monetario en marcha por parte de la Fed detonará una corrección en el valor del peso, causando una depreciación de la paridad cambiaria de alrededor de 20%.
“Esta corrección podría suceder entre finales de 2022 y a lo largo de 2023, pero podría incluso retrasarse hasta 2024 dependiendo de la velocidad del ciclo de apretamiento monetario por parte de la Fed y de la reacción de la política monetaria en México”, estimó la firma.
En el documento “México, la depreciación que viene”, firmado por el director para América Latina de Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, con base en un modelo que replica las condiciones monetarias y financieras durante las dos últimas crisis globales en 2009 y 2020 y bajo el supuesto de que el exceso de liquidez resultado de la expansión monetaria global se retira del país en una magnitud similar, se anticipa que el peso mexicano estará sujeto a una corrección depreciatoria significativa en los próximos meses.
“La evidencia reciente sugiere que la historia cambiarla parece estarse repitiendo”, dijo.
En el documento, se explica que el peso mexicano se ha mantenido relativamente estable después del choque inicial generado por la pandemia en la primera mitad de 2020, mientras que la mayoría de las monedas de mercados emergentes se han depreciado a lo largo de 2022 a medida que el dólar se ha fortalecido.
“Sin embargo, si la historia sirve de guía, el apretamiento monetario en marcha en los Estados Unidos podría detonar una corrección cambiaria como la que sucedió durante el ciclo anterior de alza de tasas por parte de la Reserva Federal y que inició a finales de 2015. Bajo esta condición, la depreciación del peso mexicano se ve inminente”, resaltó.
El especialista explicó que en las crisis de 2009 y 2020 la economía mundial experimentó dos fases monetarias con consecuencias cambiarias. En primer lugar, una expansión monetaria puesta en marcha para mitigar el impacto de la recesión, y segundo una contracción monetaria para retirar el exceso de liquidez cuando la economía ya estaba en recuperación.
“Durante la crisis financiera de 2009, las economías de mercados emergentes registraron revaluaciones cambiarias durante la fase de expansión monetaria por parte de la Fed y otros grandes bancos centrales, seguidas de depreciaciones cambiarias durante la fase posterior de apretamiento monetario. La razón es simple: el exceso de liquidez global encontró acomodo en mercados emergentes y consecuentemente impuso presiones revaluatorias, mientras que el retiro de la liquidez monetaria implicó el retorno de capitales hacia sus lugares de origen causando con ello correcciones en las monedas locales”, detalló.
En ese sentido, México no fue una excepción, por lo que también experimentó entradas y salidas de capital durante la recesión global del 2009, lo cual generó bajas y alzas en las cotizaciones del peso. Sin embargo, dado que México es una economía de mercado emergente, el peso mexicano es usualmente golpeado por la creciente aversión al riesgo al inicio de una recesión, lo cual se traduce en una depreciación cambiaria inicial.
«Enseguida, la entrada de capitales provenientes del exceso de liquidez bombeado por los principales bancos centrales del mundo causa presiones revaluatorias para el peso. Más adelante, cuando el exceso de liquidez global es retirado, particularmente por el apretamiento monetario por parte de la Fed, el valor del peso sufre una corrección depreciatoria», explicó. (EL UNIVERSAL)
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