Calle Tzameti 13, un filme impactante, atípico y muy entretenido
En la vida, hay siempre largometrajes que dejan marcados ciertos momentos, por lo impactante de su argumento, la estética visual que manejan, los actores que los protagonizan o bien por la música que escuchamos. El caso de “Calle Tzameti 13” es muy peculiar, pues me trae a la mente una impactante secuencia prácticamente al final, en la que el corpotagónico lleva el cañón de un revólver a su sien, luego de haber girado el tambor del mismo como ruleta rusa y termina por jalar de gatillo, hecho que lo envía a la tierra de los muertos… así de impactante es todo el filme, no solo el final.
Es curioso que un largometraje de tales dimensiones, que por cierto se encuentra disponible en la plataforma de Google Play, sea tan poco popular en la comunidad cinematográfica mexicana, más aún si hablamos de una cinta que data del año 2005, ópera prima del cineasta franco-georgiano, Géla Babluani, cuya producción es completamente francesa.
En lo personal, tuve la dicha de ver su estreno en México en el ya lejano Festival de cine de Morelia del 2005, donde impactó a un pequeño grupo de periodistas que se levantaron temprano para presenciar uno de los filmes más impresionantes de aquella edición del certamen fílmico michoacano.
El argumento es muy claro y pareciera tratarse de un manual de como volverse rico arriesgando la vida. En particular, se trata de un inmigrante georgiano de nombre Sebastien, quien está arreglando el tajado de una casa y de manera ocasional se entera de que existe un juego en el que puede recibir un pago apostado a la ruleta rusa. Su empleador muere y él asume su lugar en el juego, robando la carta y el boleto de tren que le correspondía.
Las fases por las que transcurren las apuestas por la vida en ese juego de ruleta rusa, que por cierto tienen lugar en una escondida casa de apuestas, ponen cada vez en mayor tensión al espectador, quien de a poco va observando a muerte de los participantes que caen presas de su mala fortuna al percutir su revolver la bala que los saca de este mundo.
Durante 95 minutos, el cineasta europeo nos tiene al filo de la butaca, con la ayuda de un trabajo histriónico espectacular de George Babluani, Pascal Bongard, Aurélien Recoing, Fred Ulysse y Nicolas Pignon, que se acentúa por la fotografía en blanco y negro a cargo de Tariel Meliava.
Es cierto que se trata de un filme que no es apto para cardiacos ni gente sensible, pues tiene secuencias explícitas que rayan en lo gore sin serlo, pero que de cualquier forma son impactantes en extremo. Ver el asesinato de un personaje, aunque sea de ficción, toca muchas fibras sensibles y en el filme se multiplica la sensación.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico trejohector@gmail.com o sígame en mis redes sociales “Cinematografo04” en Facebook y Spotify, así como “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.
Autor
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Periodista, escritor y catedrático. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM y actualmente maestrante en Comunicación por la UACH.
Titular de columna "Cinematógrafo 04". Imparto Taller de Micrometrajes Documentales, así como el Diplomado en Cine y Cultura Popular Mexicana.
Ganador del premio a la investigación Ana María Agüero Melnyczuk 2016, que otorga la Editorial argentina Limaclara
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