El Banco de México tiene por finalidad proveer a la economía del país de moneda nacional. En la consecución de esta finalidad tendrá como objetivo prioritario procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda. Serán también finalidades del Banco promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos.
Para cumplir con su el objetivo de mantener una inflación baja y estable, el Banco de México, este 12 de mayo, decidió por mayoría, incrementar en 50 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 7.0%. Con esta acción, la postura de política monetaria se ajusta a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico.
Así presentó el escenario que llevó a tal decisión: Durante el primer trimestre del año la actividad económica mundial creció menos de lo esperado. La inflación global siguió aumentando, presionada por los cuellos de botella, la recuperación de la demanda y los elevados precios de alimentos y energéticos. Esto continúa generando expectativas de una reducción más acelerada del estímulo monetario a nivel global.
Las condiciones financieras tuvieron un apretamiento adicional, donde las tasas de interés aumentaron y el dólar se fortaleció, en un contexto de mayor aversión al riesgo. En su última decisión, la Reserva Federal de Estados Unidos aumentó el rango objetivo para la tasa de fondos federales en 50 puntos base y anticipó futuros incrementos. Además, indicó que a partir de junio iniciará con la reducción de su balance. A su vez, un amplio número de bancos centrales continuaron incrementando sus tasas de referencia. Entre los riesgos globales destacan los asociados a la pandemia, la prolongación de las presiones inflacionarias, el agravamiento de las tensiones geopolíticas y mayores ajustes a las condiciones monetarias y financieras.
En los mercados financieros nacionales, el tipo de cambio se mantuvo relativamente estable, mientras que las tasas de interés aumentaron en línea con lo observado a nivel global. La información oportuna indica que en el primer trimestre de 2022 la actividad económica presentó una reactivación. No obstante, se mantiene un entorno incierto con amplias condiciones de holgura, si bien estas se redujeron respecto del trimestre previo.
A los choques inflacionarios derivados de la emergencia sanitaria se añaden las presiones provenientes del conflicto geopolítico y las estrictas medidas de confinamiento impuestas recientemente en China. Así, en abril las inflaciones general y subyacente registraron tasas anuales de 7.68% y 7.22%, respectivamente, su nivel más alto desde enero de 2001, mientras que sus expectativas para 2022 y 2023 se incrementaron de manera importante. Las de mediano plazo aumentaron, mientras que las de largo plazo se han mantenido estables en niveles superiores a la meta.
Ante presiones inflacionarias mayores a las anticipadas, los pronósticos de las inflaciones general y subyacente se revisaron al alza hasta el segundo y tercer trimestre de 2023, respectivamente, aunque se sigue previendo que la convergencia a la meta de 3% se alcance en el primer trimestre de 2024 (ver cuadro). Estas previsiones están sujetas a riesgos. Al alza: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) presiones de costos. A la baja: i) una disminución en la intensidad del conflicto bélico; ii) mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iii) un efecto mayor al esperado de la brecha negativa del producto; y iv) un efecto mayor al esperado del Paquete Contra la Inflación y la Carestía. El balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza y se ha continuado deteriorando.
La Junta de Gobierno evaluó la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y sus determinantes, así como el riesgo de que se contaminen las expectativas de mediano y largo plazos y la formación de precios. Consideró también los mayores retos ante el apretamiento de las condiciones monetarias y financieras globales, el entorno de acentuada incertidumbre, las mayores presiones inflacionarias asociadas al conflicto geopolítico y al resurgimiento de casos de COVID-19 en China, y la posibilidad de mayores afectaciones al entorno inflacionario. Con base en ello, decidió por mayoría incrementar en 50 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 7.0%. Con esta acción, la postura de política monetaria se ajusta a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico.
En las próximas decisiones la Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas.
Ello con el objetivo de determinar una tasa de referencia congruente en todo momento tanto con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3% en el plazo en el que opera la política monetaria, como con un ajuste adecuado de la economía y de los mercados financieros.
Ante un panorama más complejo para la inflación y sus expectativas se considerará actuar con mayor contundencia para lograr el objetivo de inflación.
Ante tal reto, en días pasados, el 4 de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador había encabezado la presentación del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic) para garantizar precios justos en los productos de la canasta básica; esta medida en beneficio de la economía popular, se dijo, es resultado del acuerdo entre el Gobierno de México, productores, distribuidores y comerciantes.
“Debemos actuar, no quedarnos con los brazos cruzados porque la inflación, como todos sabemos, afecta mucho la economía y afecta más a la gente de escasos recursos económicos; es un impuesto y debemos de evitar que haya carestía de la vida, ese es el término más preciso”, fue el planteamiento del presidente.
Un fantasma recorre el país. A ese fantasma hay que ponerle mucha atención, porque la inflación redistribuye el ingreso y el poder adquisitivo de manera desfavorable. En efecto, la inflación puede considerarse un impuesto regresivo, toda vez que afecta en mayor medida a las familias de menores ingresos; es decir, lastima primero a los pobres.
José Vega Bautista
josevega@nuestrarevista.com.mx
@Pepevegasicilia
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